Con toda la fuerza de la crisis climática global, los ciclones bomba aplastan ciudades enteras en cuestión de horas. Así funciona.
El más reciente azotó Estados Unidos en enero de 2022. Con más de 6 mil vuelos cancelados, cientos de miles de hogares sin energía eléctrica y varios estados en alerta de emergencia, la fuerza de la tormenta sepultó a una región amplia del país bajo 75 centímetros de nieve. El problema es que no será la última vez que esto suceda.
Por el contrario, la potencia de los ‘ciclones bomba’ —como se ha empezado a llamar a estos fenómenos naturales explosivos— está en aumento. Tormentas de nieve pesadas y precipitaciones poderosas caracterizan a estas catástrofes atmosféricas, según las describe la geógrafa Esther Mullens:
«Un ciclón bomba es una tormenta grande e intensa en latitudes medias que tiene baja presión en su centro, frentes meteorológicos y una variedad de condiciones meteorológicas asociadas», escribe Mullens para Scientific American.
Como investigadora de la Universidad de Florida, en Estados Unidos, la especialista sabe que los ciclones bomba son una consecuencia más de la crisis climática. Aunque el cambio climático se asocia generalmente a las alzas en la temperatura global, este fenómeno errático y violento evidencia que no sólo se trata de eso.
Cada vez más violentos y ‘explosivos’
Una de las preocupaciones más presentes en la discusión sobre la crisis climática es que las consecuencias son cada vez más erráticas. El mejor ejemplo para explicar el fenómeno son los ciclones bomba. Cada vez más explosivos, erráticos y violentos, están ganando fuerza mucho más rápido que los ciclones ‘normales’.
Bastan 24 horas desde su formación para que los ciclones bomba alcancen el punto máximo de su poderío. A este comportamiento se le conoce como bombogénesis, según lo explica Mullens:
«[…]esto nos dice que tiene acceso a los ingredientes óptimos para el fortalecimiento, como altas cantidades de calor, humedad y aire ascendente. La mayoría de los ciclones no se intensifican rápidamente de esta manera».
Con esta velocidad, los ciclones bomba detonan alertas meteorológicas máximas, porque pueden ser altamente destructivos. El último causó que los estados de Nueva York, Nueva Jersey, Massachusetts, Virginia, Maryland y Rhode Island quedaran inmovilizados por días. Los ciclones bomba ponen a los meteorólogos en alerta máxima, porque pueden producir daños significativos en muy poco tiempo.
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Como David contra Goliath
Los ciclones bomba se forman cuando una masa de aire frío colisiona con una de aire caliente. Esto genera una corriente que empieza a girar de forma ciclónica poderosa y gigantesca que, a su vez, provoca una caída súbita de la presión atmosférica. Todo este proceso sucede en menos de un día, mientras que en el pasado podía tomar hasta una semana.
Según Mullens, la variabilidad creciente de las precipitaciones promueve que estos fenómenos meteorológicos sean cada vez más impredecibles. De la misma manera, revelan el alcance de la nueva «dinámica climática y la adaptación de la misma», explica en un comunicado.
Con todo lo anterior, ciudades enteras en varios países del mundo han quedado sepultadas bajo la fuerza meteorológica de los ciclones bomba. Más aún porque vienen acompañadas de poderosas ráfagas de viento, que los vuelven todavía más expansivos y catastróficos, dice la autora para The Conversation.
Ni siquiera las ciudades más grandes y mejor construidas del mundo podrían contrarrestar la fuerza de un ciclón bomba. Por el contrario, el impacto se entiende bien como una pelea de David contra Goliath, en el que los seres humanos no saldríamos victoriosos.
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