Categorías: Ecología

Nuestra adicción al plástico y su terrible impacto en nuestro planeta

Te contamos qué son los plásticos, sus tipos y cómo reciclarlos para contrarrestar el terrible impacto que están causando en nuestro planeta.

Así fue como los plásticos, desechables y prácticos, se apoderaron de nuestra vida cotidiana, y así es como podríamos eliminar este hábito, por el bien del planeta.

¿Qué son los plásticos?

A primera vista sería difícil identificar qué tienen en común los cepillos de dientes, las llantas, los cigarrillos y los zapatos.

Pero, si ponemos atención, descubriremos que, como muchos objetos de nuestra vida cotidiana, están hechos en mayor o menor medida del mismo material milagroso: plástico.

Está compuesto por resinas, proteínas y otras sustancias quñimicas que son fáciles de manipular y moldear, hasta que con cierta compresión y temperatura, se obtiene un objeto sólido de gran utilidad. Este material hoy es un problema global.

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¿Por qué los plásticos son un problema para el planeta?

Cuando el plástico se mezcla con otras sustancias, entre ellas, otros plásticos, como en los zapatos, es difícil o imposible reciclarlo.

En muchos lugares no es posible reciclarlo, incinerarlo o desecharlo en un vertedero, por no mencionar los otros desechos que terminan en ríos y mares.

En general, tras una breve vida útil, a los artículos de plástico les esperan siglos de existencia como basura. Terminan en los ríos y en el mar. Se convierten en trozos diminutos llamados microplásticos.

Criaturas marinas de todos los tamaños se alimentan de esas partículas. Se mezclan con sal de mar y terminamos comiéndolas, y los efectos de esto todavía son inciertos.

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Foto: Pexels

Respiramos partículas aún más diminutas, llamadas nanoplásticos. En fechas recientes, científicos las encontraron en la cima de montañas remotas e incluso en el Ártico, hasta donde las arrastra el viento y se mezclan con lluvia y nieve. El milagro se ha vuelto una pesadilla.

El llamado a reciclar los plásticos

El reto creciente es tener el primero sin la segunda. Desde hace medio siglo, la respuesta de los ambientalistas ha sido “reduce, reutiliza y recicla”.

No obstante, los comercios que manejan productos de plástico o embalaje tienen pocos incentivos para alentar la reducción o reutilización, y reciclar, alguna vez la panacea, puede ser complicado y costoso.

La contaminación plástica es un problema global, así que es mucho lo que está en juego y la conciencia del público es cada vez mayor. Parece que se gesta un cambio cultural.

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Los desperdicios plásticos nos empiezan a preocupar. Emprendedores crean alternativas para evitarlos. El punto no es satanizar aquello que se inventó por un buen motivo y con buenas intenciones, sino encontrar el modo de aprovechar el plástico sin excesos.

Cada faceta en la que ha intervenido el plástico representa un reto distinto. Cada objeto tiene una historia. A continuación, algunas de estas historias y sus soluciones.

Tipos de plásticos y cómo reciclarlos

National Geographic se compromete a reducir la contaminación por plásticos. Este artículo es parte de ¿Planeta o Plástico?, nuestro esfuerzo plurianual para crear conciencia sobre la crisis de los desechos plásticos.

Descubre qué puedes hacer para reducir tu consumo de plásticos de un solo uso y comprométete.

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Tereftalato de polietileno o PET (botellas de plástico)

De todos los productos de plástico, las botellas para bebidas destacan por lo rápido que se volvieron universales y cambiaron los hábitos de consumo de bebidas.

El tereftalato de polietileno, o PET, lo cambió todo: las botellas de PET eran ligeras y reducían los costos de transporte, pero también eran resistentes y mantenían las bebidas gasificadas.

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El agua embotellada, común en Europa, comenzó a conquistar el mercado estadounidense a finales de los setenta. En 2016, las ventas globales superaron las de los refrescos. Hoy se compran millones de bebidas en botellas plásticas cada minuto.

Aunque el PET es reciclable, las tasas son bajas. En 2016 se recolectó menos de la mitad de las botellas que se compraron en todo el mundo. En Estados Unidos, las nuevas botellas de PET solo tienen 7 % de materiales reciclados.

Las botellas que terminan en la basura se convierten en microplásticos. Científicos estudian el alcance total del daño que estas partículas nos causan a los humanos y los animales.

Debido al aumento en los costos, las industrias de los plásticos y las bebidas se han opuesto a reembolsar mínimamente al consumidor por las botellas recicladas.

Pero desde Kenia hasta India se contempla prohibir las botellas de plástico. Emprendedores y comercios buscan reutilizar los plásticos, entre ellos los cartuchos de tinta y la ropa.

Foto: Pexels

Cómo ayudar a reciclar:

  1. Lleva una botella reutilizable.
  2. En la medida de lo posible elige latas de aluminio.
  3. Recicla todas las botellas de plástico.

Zapatos

En 2018 se fabricaron más de 24 000 millones de pares de zapatos; cerca de 2 400 millones de pares se vendieron tan solo en Estados Unidos.

El año pasado, el promedio de zapatos nuevos por persona fue de siete pares, con lo cual los clósets en todo el país están llenos de calzado.

El plástico se empezó a utilizar para fabricar zapatos en los años cincuenta. Hoy, la mayoría de los tenis se hace de plástico en su totalidad, o casi: desde la suela de hule hasta el empeine de poliéster. También podemos agradecer al plástico por la omnipresencia de los tacones.

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Foto: Pexels

Los materiales se cosen, pegan y moldean en un proceso complejo, de modo que es casi imposible reciclarlos. Nuestros pies son la parada más breve en la vida útil de los zapatos, el resto lo pasan en vertederos y canales.

Gracias a los plásticos, los zapatos son más ligeros, rápidos, baratos y cómodos. Limitar su uso no será fácil. Algunas empresas los fabrican con plástico reciclado o materiales naturales, como bambú y madera.

Cómo ayudar a reciclar

  1. Arregla los zapatos en la medida de lo posible.
  2. Compra menos zapatos.
  3. En vez de tirar los usados, dónalos.

Poliestireno

Los cubiertos de plástico son omnipresentes. Al igual que los popotes de plástico, todos los años se usan miles de millones y, como casi todo el plástico, los cubiertos pueden tardar siglos en desintegrarse de manera natural, lo cual les da tiempo de sobra a los objetos afilados para terminar en el mar.

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El componente principal de los utensilios desechables es el poliestireno. Son los artículos más mortales para tortugas marinas, aves y mamíferos marinos.

Cuando se inventó la cubertería de plástico, durante la Segunda Guerra Mundial, era considerada igual de reutilizable que el metal al que sustituyó. Pero el plástico es mucho más barato y la mentalidad austera de la guerra desapareció, así como la necesidad de reutilizar.

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En los años setenta, inventos como la cuchara-tenedor de plástico, el plato para pícnic todo en uno y el portavasos, todos de plástico, supusieron que la gente tuviera más utensilios para tirar. Hoy día, los cubiertos ocupan el séptimo lugar entre los objetos que aparecen durante la limpieza de playas.

Varias empresas están creando utensilios de materiales como madera de abedul o bambú. Además, se recupera un movimiento alguna vez popular: “trae tus cubiertos”.

En Francia, entusiasta de los pícnics, a partir de 2020 entra en vigor la prohibición para el uso de utensilios de plástico.

Cómo ayudar a reciclar

  1. Lleva cubiertos reutilizables.
  2. Si tiras tus cubiertos, asegúrate de que sean biodegradables o compostables.
  3. Come en locales que no utilicen utensilios de plástico.

Cepillos de dientes

El plástico es común en el diseño de los cepillos dentales que es casi imposible lavarse los dientes sin estar en contacto con él.

Los mangos se fabrican con polietileno o polipropileno; las cerdas, con nailon. Como el plástico tarda más en degradarse, casi todos los cepillos que se fabricaron a partir de los años treinta todavía están en la basura en algún lugar del mundo.

La limpieza dental es un hábito antiguo y universal. A finales del siglo xv, en China, se diseñó un modelo sencillo que en esencia seguimos usando desde entonces: un conjunto denso y corto de cerdas que se obtenían del pelo de los cerdos, colocado en un mango de hueso o madera.

En Europa, hacia finales del siglo xix, solo los adinerados podían costear esas maravillas.

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Foto: Pexels

Cómo se hizo popular y accecible

El ejército estadounidense contribuyó a masificar el cuidado dental. Durante la guerra civil de ese país, los soldados debían morder el papel grueso que envolvía las balas y, sin una buena dentadura, o al menos un par de dientes, las tropas no podían comer las raciones duras con las que el ejército los alimentaba.

El ejército “tenía una norma muy elemental: se requieren seis dientes para masticar”, asegura la historiadora Alyssa Picard.

Los soldados que volvían de la Segunda Guerra Mundial llevaban a casa los cepillos dentales que les había proporcionado el ejército y, gracias al plástico barato y moldeable, todos los estadounidenses tuvieron acceso a una higiene dental.

En 2013, un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts en torno a la opinión del público sobre las innovaciones reveló que el cepillo de dientes era más valorado que los coches, las computadoras personales y los celulares.

Algunos diseñadores están incorporando materiales naturales. Se pueden hacer mangos de metal o bambú; se pueden sustituir los cabezales y emplear cerdas más densas para que duren más.

Cómo ayudar a reciclar

  1. Elige cepillos de bambú, quítales las cerdas plásticas y échalos a la composta.
  2. Elige un cepillo con cabezales reemplazables.
  3. Si tu dentista te regala cepillos, pide piezas sin plástico.

Tampones

El plástico abunda hasta en los aspectos más íntimos de la vida moderna, incluso en la menstruación.

La mayoría de las mujeres estadounidenses menstrúa cerca de 40 años, con sangrado de dos a 10 años en total. Ese fluido menstrual tiene que acabar en algún lado. Para las mujeres estadounidenses, ese sitio suele ser un tampón o una toalla sanitaria, unas 10 000 por mujer.

La mayoría de los tampones se envuelve en plástico y tiene aplicadores de ese material; muchos incluyen una delgada tela plástica en torno al propio tampón. Las toallas sanitarias contienen incluso más: en la base a prueba de filtraciones, los componentes sintéticos que absorben el fluido, así como el empaque.

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No siempre fue así: hay registros centenarios de prototampones hechos con materiales naturales, como rollos de pasto, papel, algodón o lana.

Foto: Pexels

Evolución de las toallas sanitarias

Las primeras toallas sanitarias que fueron un éxito comercial de Kotex, llegaron al mercado en 1921. La empresa de Kimberly-Clark las fabricaba con cellucotton, un material absorbente hechos de pulpa de madera que se inventó durante la Primera

Guerra Mundial para fabricar vendas médicas.
Cerca de 15 años después se presentó el tampón moderno y durante décadas no se modificó su diseño, hasta la revolución de los plásticos.

En los años sesenta presenciamos el crecimiento de la ciencia de materiales, relata la historiadora Sharra Vostral. Químicos y fabricantes experimentan con estos materiales superabsorbentes que inventaron”.

Pocas mujeres que utilizan toallas sanitarias regresarían a la era anterior al plástico. Los tampones son otra historia.

En Europa, los tampones se venden envueltos en plástico y tienen hilos de poliéster, pero las mujeres no acostumbran usar aplicadores de plástico para insertarlos, mientras que en Estados Unidos son la norma.

Es un ejemplo rotundo de un principio general: en buena medida, la cultura determina el uso que le damos al plástico. No es un imperativo tecnológico.

Cómo ayudar a reciclar

  1. Cambia a la copa menstrual o toallas reutilizables.
  2. Elige tampones sin aplicador o con aplicador de cartón.
  3. Prueba la ropa interior menstrual reutilizable.

Plásticos autoadheribles

El origen del plástico transparente y pegajoso que conocemos como plástico autoadherible fue un error químico, un residuo que se quedó pegado en el fondo de un matraz en un laboratorio en los años treinta.

Para los cuarenta, el material se empleaba para fabricar cubiertas de asientos para coche y metro. Hoy día, consumidores y comercios de todo el mundo utilizan este plástico resistente al agua para proteger alimentos, que se tira a la basura después de un solo uso.

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Tan solo los estadounidenses consumen millones de rollos de plástico autoadherible cada año. Es barato y li- gero, y mantiene fresca la comida. Además, ayuda a reducir el desperdicio de ésta, un problema tan importante como la contaminación por plásticos.

El crédito del descubrimiento original es del laboratorio de Dow Chemical Company. Se trata del cloruro de polivinilideno (PVDC), cuya marca registrada es Saran.

Se recurrió al policloruro de vinilo (PVC) para otras envolturas. Cuando estos componentes se incineran crean residuos tóxicos, por lo que muchas empresas comenzaron a hacer envolturas de polietileno.

Reciclar plástico autoadherible no es rentable y puede ser difícil. Cuando termina en los ríos y mares, este plástico se degrada en microplásticos que después se contaminan con microbios y compuestos de metales. Esos fragmentos de plástico contaminado dañan a los animales, que los confunden con alimento.

Cómo ayudar a reciclar

  1. Usa envolturas reu- tilizables de cera de abeja.
  2. Guarda en recipientes de vidrio.
  3. Procura no comprar comida envuelta en plástico.
Por National Geographic
Melisa Velázquez

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