Así lo advirtió la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA): las consecuencias se apreciarían desde el polo norte hasta el estado de Nueva York, en Estados Unidos. Después de las 2 tormentas solares masivas que llegarán a la Tierra esta semana, las auroras boreales podrán verse en todo su esplendor en las noches previas a la primavera.
Los registros de la institución señalan que, durante los días 14 y 15 de marzo de 2022, los ‘latigazos’ de energía solar tendrían las repercusiones más fuertes. Ninguna de ellas, sin embargo, pasará de un espectáculo de luces al caer la noche. Si bien es cierto que las tormentas geomagnéticas pueden alterar las señales de radio —o, en su caso, destruir satélites artificiales—, no son una amenaza para la vida en nuestro planeta.
Así como la NOAA, las instituciones encargadas de observar estos fenómenos astronómicos tienen una escala para medir su intensidad. La escala marca del 1 al 5 qué tan fuertes serán las tormentas solares que alcanzan cada cierto tiempo a nuestro planeta. En esta ocasión, los eventos están catalogados en el rango G2 y G1, según reporta Live Science.
Esto quiere decir que realmente no serán tan severas como otras que se han registrado en el pasado. Se dice que son ‘masivas’ porque la Tierra es unas 100 veces más pequeña que el Sol. Por ello, cualquier evento que provenga del astro se recibe con una intensidad 100 veces mayor.
En el caso de las tormentas solares que se registraron este 14 y 15 de marzo, los especialistas de la NOAA aseguran que unos 2 mil eventos similares se registran cada década. Muchos de ellos ni siquiera pasan por la Tierra. Por lo cual, si de manera general no deberían de causar alarma, en esta ocasión mucho menos.
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Así como otros cuerpos celestes, el Sol de nuestro Sistema Solar tiene ciclos. Uno de ellos corresponde a sus partículas cósmicas. Como investigador del Laboratorio Nacional de Clima Espacial (LANCE), el Dr. Julio César Mejía sabe que las tormentas solares son consecuencia de la naturaleza misma del astro.
En una entrevista, las describe como “una liberación de energía sobre la superficie del Sol, que puede llegar a impactar nuestro campo geomagnético». Es gracias a esta misma coraza natural que recubre a la Tierra que las formas de vida que aquí habitan no se ven amenazadas por estos fenómenos cósmicos.
Históricamente, se tiene registros de que las partículas de radiación solar pueden hacer que las redes de comunicación fallen. Especialmente, en los aeropuertos o centros de control similares. Recientemente, por ejemplo, una flota de satélites de Elon Musk quedó severamente dañada por un evento similar.
A pesar de ello, no existe evidencia de que estas manifestaciones del clima solar sean un peligro para la salud. Si acaso, las tormentas solares de marzo dejarán que los neoyorquinos disfruten de auroras boreales potentes durante estas noches.
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