Carina, Cari, Letelier es la autora de “Aurora sobre Arctic Henge”, la foto reconocida por la NASA. Aunque para ella este es un sueño hecho realidad, la contemplación de las estrellas no siempre fue la médula central de su vida. “La astronomía me gustaba pero yo creo que como a cualquier mortal,” cuenta Cari. En una entrevista exclusiva con National Geographic en Español, la astrofotógrafa nos da un recorrido por su carrera y el camino a su vocación.
Cari es ingeniera de profesión. Se tituló de Ingeniera Civil Industrial y durante años se dedicó ello. Incluso hizo un posgrado sobre Logística y Cadena de Suministros en el MIT. En sus labores, Cari procuraba involucrar a las empresas en la responsabilidad social para motivar un impacto en la forma del consumo. No fue suficiente.
“Yo todo lo que estudié me encantaba, todos los trabajos que tuve me encantaron pero nunca me llegaban a llenar totalmente,” confiesa la ahora fotógrafa. “Creo que muy inherente al ser humano, realmente quería hacer algo que pudiera trascender, que pudiera tener algún significado, que pudiera haber algún cambio, algún click.”
La transformación no vino de la noche a la mañana. Letelier asegura que vino de la mano con “el cambio de ciclo” que se presentó en su vida al cumplir 30 años. “Empiezas a replantearte si realmente estás feliz con todo lo que estás haciendo y desarrollando.” En este impetuoso deseo por intentar nuevas experiencias, encontró entre sus cosas una cámara réflex sin usar.
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Un día mientras veía las noticias, Cari se enteró de que habría una lluvia de estrellas. Contactó a un amigo fotógrafo para preguntarle cómo podría hacer fotos de aquel evento astronómico. Él le dijo que era muy fácil y le dio las especificaciones técnicas. Ella entonces se dirigió a la oscuridad de las montañas para su primer encuentro con las estrellas preguntándose “¿Qué tan difícil puede ser?”
“La verdad es que fue horrible,” explica Letelier. “Yo apretaba el botón ISO y no hacía nada, movía la ruedita y no hacía nada. Fue súper frustrante.”
Su historia empezó ahí. La curiosidad de saber qué era lo necesario para que las fotografías salieran bien fue una motivación. “No me la va a ganar.” Cari leyó el manual de la cámara, exploró tutoriales en YouTube. Durante meses de práctica y error, fue cada vez aprendiendo más de la fotografía y de la noche. Hubo ocasiones en las que ni siquiera pudo tomar fotos porque la luna era muy brillante o las nubes muy grandes. En la práctica fue aprendiendo todos estos detalles que ahora son parte de lo que les enseña a sus alumnos.
Aunque parece una historia apasionante, la miradora del cielo nos cuenta que no siempre ha sido lo más saludable. Explica que dormía muy poco durante sus viajes, apenas un para de horas por noche. Finalmente un día con pocas horas de sueño encima, se quedó dormida al volante y se volcó en el camino. En ese momento se dio cuenta de que lo estaba llevando demasiado lejos.
“Tengo que bajarle un cambio a esto y empezar a disfrutar más el camino también,” se dijo a sí misma.
La formación universitaria de Cari Letelier no es ni en astronomía, ni en fotografía. A pesar de ello, reconoce que no hay realmente personas que puedan estudiar algo como astrofotografía formalmente. Hay fotógrafos que deciden apuntar al cielo nocturno y astrónomos que buscan fotografiarlo pero en ambos casos, los estudios previos son sólo una parte de lo necesario para hacer fotos del cielo nocturno.
“Toca dedicarle tanto tiempo,” declara. “Incluso no dejar que la cámara te distraiga sino estar realmente observando en distintas temporadas y en distintos lugares.”
Esta disciplina hace necesario reconocer que el cielo es también un mapa. Para lograr buenas fotos es indispensable conocer que los astros cambian de posición dependiendo del hemisferio, que la altitud puede alterar tus resultados y, en la experiencia de Cari, todas estas variables sólo se pueden aprender en la marcha.
“La única seguridad que tenemos viene siendo este planeta. Entonces a mí me gusta hacer ese comparativo de la escala cósmica para poder poner en perspectiva a las personas.”
Para la astrofotógrafa, una parte importante de su oficio es enseñar. Entre talleres y conferencias, ha logrado apasionar a otras personas con el cielo. A través de analogías busca poner en perspectiva a quienes aprenden con ella. La edad de una estrella es incomparable con la edad máxima que un ser humano puede vivir.
“¿Cuál es la gracia de ser pequeñitos? Lo único que nos hace eternos es el mirar el cielo.”
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