El primer planeta extragaláctico podría encontrarse a 28 millones de años luz y tener el tamaño de Saturno.
El primer exoplaneta conocido fue detectado en 1992. Desde entonces, se ha confirmado la existencia de 4,538 mundos más allá del Sistema solar; sin embargo, todos cumplen con una condición: se encuentran a una distancia menor o igual 3,000 años luz de la Tierra, dentro nuestra Vía Láctea.
Y aunque es un hecho que en la inmensidad del Universo existen cientos de miles de millones de mundos, las distancias actualmente insalvables entre nuestra galaxia y el resto de las que forman parte del Grupo Local dificultan su detección con la tecnología actual.
Sin embargo, una nueva investigación publicada en Nature Astronomy sugiere el hallazgo de señales que dan cuenta del primer planeta extragaláctico; es decir, un mundo que se encuentra fuera de la Vía Láctea.
Con ayuda del Observatorio espacial XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea y el Observatorio de rayos X Chandra de la NASA, el equipo buscó evidencia de mundos más allá del espectro electromagnético de luz visible en tres galaxias conocidas, algunas de las más populares para la observación astronómica: la del Sombrero (M104), la del Molinete (M101) y la del Remolino (M51).
A partir del método del tránsito (que consiste en medir de la variación en la luz emitida por una estrella para averiguar si se trata de un planeta que se interpone entre ella y el observador), el estudio reveló las primeras evidencias de un mundo transitando una estrella fuera de la Vía Láctea por primera vez.
Ubicado en la Galaxia del Remolino (conocida popularmente como M51 según el catálogo Messier) a 28 millones de años luz de distancia, el objeto fue detectado a partir del oscurecimiento de una binaria de rayos X, un sistema donde una estrella 20 veces más grande que el Sol orbita alrededor de otra estrella de neutrones o bien, un agujero negro.
Según la NASA, el planeta podría ser del tamaño de Saturno y orbitar una estrella de neutrones o un agujero negro al doble de distancia de la que existe entre Saturno y nuestro Sol.
A pesar de la relevancia de las observaciones, se necesitan más datos para verificar la hipótesis que sustenta el estudio. En un principio, los científicos exploraron otras posibilidades para explicar el tránsito, como que la disminución en el brillo fuera causada por una nube de gas y polvo que pasó justo frente a la fuente de rayos X; sin embargo, los datos resultan inconsistentes con cualquier otra hipótesis que se aleje de la que sugiere que se trata de un planeta.
«Uno de los mayores retos es que el candidato a planeta recorre una órbita larga, lo que significa que no volverá a cruzar frente a su estrella binaria hasta dentro de aproximadamente 70 años», explica Nia Imara, coautora del estudio.
A pesar de que serán necesarias décadas de observación para poder corroborar el hallazgo, el equipo adelanta con toda seguridad que el mundo en cuestión resulta inhabitable, pues ha sido bombardeado con ‘cantidades extremas’ de radiación.
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