Si mencionas el nombre Carl Sagan, es posible que muchas personas lo reconozcan. Esta es la historia de una de las figuras más queridas de la ciencia
Astrónomo, escritor y hasta estrella de televisión, Carl Sagan es una de las figuras más queridas de la ciencia. Su presencia en la vida pública cambió para siempre la forma en la que vemos la labor científica. Como divulgador de la ciencia logró romper la barrera entre las abstracciones teóricas y el asombro que provocan la naturaleza y el cosmos.
“A veces se dice que los científicos carecen de romanticismo, que su pasión por comprender mundo lo despoja de belleza y de misterio. Pero ¿no es conmovedor entender cómo funciona realmente el mundo? Que la luz blanca está compuesta de colores, que el color es la forma en que percibimos las longitudes de onda de la luz, que el aire transparente refleja la luz y, al hacerlo, discrimina entre las diferentes ondas, y que el cielo es azul por la misma razón por la que el atardecer es rojo. No hace ningún daño al romanticismo del atardecer conocer un poco acerca de él.”
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Del laboratorio a los reflectores
Carl Sagan fue una celebridad inusual. La revista Time lo nombró el “vendedor de ciencia más eficiente de Estados Unidos” gracias a la popularidad de su trabajo. Transformando la información científica en algo digerible para el público en general, el nombre de Carl Sagan se hizo conocido por su programa de televisión Cosmos. En él, Sagan guiaba a la audiencia por entre los confines del Universo.
“No frivolizaba ni tomaba la ciencia como un espectáculo, sino como lo que es: la mejor herramienta que tenemos para comprender cómo funciona el mundo,” dice sobre Sagan el divulgador científico español Pere Estupinyà.
La serie Cosmos: Un viaje personal, fue transmitida por primera vez en 1980 y por una década fue la serie más vista en Estados Unidos. En Cosmos, Carl Sagan profundizaba en los misterios de la naturaleza y el Universo. El programa tocaba temas que han cobrado importancia con el paso de los años, como la contaminación ambiental y los exploraciones interestelares. Sin duda, el viaje personal de Carl Sagan fue el viaje de miles de personas.
Carl Sagan, el maestro
Conmovedor y entusiasta, Sagan se aleja de las batas, lentes redondos y la antipatía que los estereotipos representan como científicos. A lo largo de su vida como docente, logró inspirar a cientos de sus alumnos para continuar con sus investigaciones sobre el espacio, pero también para seguir divulgando la ciencia como el viaje personal que significa el conocimiento del cosmos.
Su labor como guía era indiscriminada. Cuando daba clases en la Universidad de Cornell, llegó a sus manos la solicitud de admisión de Neil deGrasse Tyson. En el texto, el recién egresado de preparatoria, divagaba sobre las maravillas del Universo. Ante el deseo Neil, Carl Sagan le ofreció un recorrido por la universidad y le regaló un libro firmado. Hasta la fecha, DeGrasse Tyson recuerda conmovido aquel primer encuentro con su mentor.
Alrededor del mundo, cientos de miles de personas se vieron inspiradas por el divulgador y, hasta el día de hoy, hay personas que nunca lo conocieron pero recuerdan con cariño sus aportaciones a la divulgación científica porque fueron las que moldearon su camino.
“Una de mis personas favoritas es el científico Carl Sagan,” menciona la astronauta mexicana de 27 años, Katya Echazarreta. “La razón por la que me encanta su trabajo es porque él con su serie y sus libros mezclaba la literatura y la poesía con la astrofísica. Es ahí cuando te das cuenta de lo hermoso que es la ciencia.”
Una visión hacia el futuro
En 1985, cuando las ideas sobre el cambio climático eran mucho menos fatídicas, Carl Sagan dio un discurso en el Congreso de los Estados Unidos donde llamaba a la acción sobre lo que ahora es una crisis más que un cambio.
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«Puesto que los efectos (del cambio climático) duran más de una generación humana, existe una tendencia de pensar que no son nuestro problema. Entonces se convierten en problema de nadie,» declaró el divulgador. «“No es mi turno, es algo del próximo siglo, que el próximo siglo se preocupe”. Pero el asunto es que hay efectos, como el efecto invernadero, que tienen consecuencias muy largas. Si no nos preocupamos al respecto ahora, más adelante será demasiado tarde. En este caso, como en muchos otros, les estamos dejando problemas extremadamente graves a las futuras generaciones, cuando el momento para solucionar estos problemas -si es que tienen solución- es ahora.»
Carl Sagan murió el 20 de diciembre de 1996 a los 62 años, pero su legado nos sigue acompañando en la rigurosidad y el compromiso de la divulgación científica.
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