Las noches de mayo son perfectas para disfrutar de las Eta Acuáridas, la lluvia de estrellas proveniente de Halley.
Cada mayo, el recorrido de la Tierra alrededor del Sol atraviesa una región particular de su órbita, donde se concentran los fragmentos suspendidos de rocas, hielo y polvo que deja a su paso por nuestro vecindario cósmico un viejo conocido: el cometa Halley.
Cuando estos escombros –tan finos como una partícula de polvo o tan masivos como una piedra de río– entran en contacto con la atmósfera terrestre, la fricción del aire aumenta súbitamente su temperatura, provocando un resplandor que cruza la bóveda celeste en cuestión de segundos.
Y aunque aún hacen falta 40 años para que Halley vuelva a aproximarse a los planetas interiores del Sistema Solar y sea visible desde la Tierra, las madrugadas del 6 y 7 de mayo serán inmejorables para ver las Eta Acuáridas, la lluvia de estrellas más intensa de la primavera boreal formada por los restos del cometa.
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¿Cómo encontrar las Eta Acuáridas en el cielo nocturno?
Para disfrutar de una lluvia de estrellas no hace falta un telescopio ni otro instrumento óptico. Basta con pasar media hora bajo un cielo suficientemente oscuro y libre de contaminación lumínica para comenzar a observar algunos meteoros que se precipitan a la atmósfera a unos 66 kilómetros por segundo.
Como su nombre lo indica, el radiante (el punto donde parecen converger la mayoría de meteoros) se ubica en la constelación de Acuario y se aprecia mejor desde el hemisferio sur debido a que alcanza una gran altitud en las zonas australes, mientras que en las boreales apenas es posible observarla unas cuantas horas cerca del horizonte durante la madrugada.
Una lluvia de estrellas impredecible
El mejor momento para ver las Eta Acuáridas de 2021 será la madrugada del 6 y 7 de mayo, cuando esta lluvia de estrellas alcance su pico de intensidad máxima, con hasta 60 meteoros por hora en el hemisferio sur y 30 en el hemisferio norte.
Aunque la atención se suele centrar en el radiante, los meteoros pueden aparecer fugazmente en cualquier región de la bóveda celeste. De ahí que la mejor forma de disfrutar de este fenómeno astronómico sea armarse de paciencia y encontrar un lugar cómodo para mirar el cielo nocturno con el ángulo más amplio y sin forzar el cuello.
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