Mirar al cielo no es algo nuevo en los humanos. Desde los registros más remotos que hemos podido conocer, las personas de todos los rincones del mundo han visto en las estrellas figuras mitológicas, seres vivos pero lejanos a nuestra realidad. En la Antigüedad, muchas culturas nombraron a las constelaciones de acuerdo con su cosmovisión. Estos son algunos ejemplos.
La cultura mexica era una de las más poderosas e importantes de toda Mesoamérica. Su presencia en la región cultural permeaba en todos los aspectos de la vida y la observación estelar no era la excepción.
Brillantes en el cielo nocturno despejado, las Pléyades abren su paso como uno de los grupos de estrellas más fáciles de reconocer en el firmamento. Las estrellas que para los griegos eran un grupo de hermanas huérfanas, para los mexicas eran un mercado y llamaban a esta constelación Tianquiztli. Su aparición en el cenit del cielo nocturno era de suma importancia durante la ceremonia del fuego nuevo, realizada cada 52 años.
El caso de las Pléyades es particular, pues hay una equivalencia directa entre ambas constelaciones. Sin embargo, algunas otras son agrupaciones de estrellas distintas a las que conocemos en el zodiaco occidental. Por ejemplo, la ‘Constelación del Perforador’ se conforma probablemente de lo que hoy conocemos como el Cinturón de Orión.
Como ocurre con las constelaciones mexicas, las constelaciones egipcias no tienen una correlación directa con las que conocemos hoy en día. Aún así, las estrellas que en el zodiaco conforman a Leo, para los egipcios tenían también forma de león, el cual está localizada en medio de dos cocodrilos celestes.
Muchas otras deben igualmente su forma a los animales que habitan el norte de África. Las constelaciones egipcias incluyen hipopótamos, cocodrilos, cabras y aves, animales de suma importancia para la civilización egipcia.
Aunque la equivalencia no es exacta, hay otras constelaciones egipcias que tienen formas similares a las constelaciones del zodiaco; cáncer, el cangrejo es un escarabajo mientras que Géminis es igualmente dual, pues en el Antiguo Egipto representaba a las deidades Shu y Tefnut.
Las estrellas han visto pasar a millones de seres vivos en la Tierra, mirarlas en su lejana nos deja claro que el cielo es mismo y somos nosotros quienes cambiamos.
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