Con ayuda de uno de los instrumentos del telescopio espacial James Webb, un equipo de científicos encontró a nuestra galaxia gemela.
Saber cuántas galaxias hay en el Universo, con exactitud, es una tarea titánica que, al menos por ahora, no está cerca de alcanzarse. Sin embargo, la Agencia Espacial Canadiense (CSA, por sus siglas en inglés) indica que, según lo que saben los especialistas, el número está por encima de 1 billón. No es raro, entonces, que entre una cantidad tan elevada exista lo que podríamos llamar una “galaxia gemela” de la Vía Láctea, el vecindario galáctico donde nuestro planeta tiene su lugar.
Al parecer, esa hermana perdida ha sido encontrada por un equipo de científicos dirigidos por Luca Costantin, un astrofísico del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial de Madrid. El trabajo ha sido posible gracias al apoyo del telescopio espacial James Webb. Costantin y sus colegas recientemente publicaron en la revista Nature el artículo correspondiente al hallazgo mencionado.
La Vía Láctea tiene una galaxia gemela
Allá, donde el Universo conocido llega a sus límites, está ceers-2112, la galaxia gemela de la Vía Láctea. De hecho esta es una de las formaciones galácticas en espiral más distantes de las cuales se tenga conocimiento.
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La detección de ceers-2112 fue producto de las imágenes obtenidas con NIRCam, uno de los instrumentos punteros del James Webb. Los investigadores requirieron aplicar técnicas como el examen de las fluctuaciones espaciales de componentes simétricos mediante el análisis de Fourier y la modelización del espectro lumínico de la galaxia en distintas longitudes de onda.
Revolucionando lo que sabemos de las galaxias
Además de lejana y estructuralmente similar a la Vía Láctea, ceers-2112 es una de las galaxias conocidas más antiguas. Se formó al poco tiempo de haber ocurrido el Big Bang, por lo que ahondar en el estudio de esta nueva región cósmica es una puerta a la ampliación del conocimiento del Universo primitivo.
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Por ahora, los científicos se han llevado una sorpresa. Y es que el descubrimiento de ceers-2112 sugiere que las primeras galaxias pudieron estar tan “organizadas” como la nuestra, y no figurar, genéricamente, como las composiciones más caóticas en la historia del cosmos.
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