El violento impacto provocó un cráter de casi 2 kilómetros de diámetro y pudo haber sido presenciado por humanos modernos y neandertales.
El cráter de impacto más famoso de la Tierra es el de Chicxulub, en la península de Yucatán. Se trata de una depresión que se extiende a través de 180 kilómetros de diámetro, provocada por el meteorito que hace 65 millones de años, dio pie a la extinción masiva del Cretácico-Terciario que puso fin al reinado de los dinosaurios en el planeta.
No obstante, el de Chicxulub está lejos de ser el último gran meteorito que ha impactado la Tierra. Año con año, nuestro planeta es bombardeado por aproximadamente 16 toneladas de rocas estelares; sin embargo, apenas unos cientos logran ingresar íntegros a la atmósfera terrestre y provocar un impacto de cientos de metros de diámetro.
Una nueva investigación conducida por un equipo multidisciplinario de instituciones chinas y austriacas ha descubierto un cráter de impacto inédito al norte de China, el más grande en su tipo de los últimos 100,000 años.
El primer hallazgo ocurrió en 2019, cuando el equipo encontró lo que parecía ser un cráter en la cordillera de Lesser Xing’an, en la provincia de Heilongjiang, al norte de China.
Después de continuar con observaciones satelitales, el equipo se convenció de que la depresión se trataba de un cráter y condujo los primeros trabajos de campo, que conllevaron la inspección del cráter y el área limítrofe. Posteriormente, taladraron en su núcleo y a partir del análisis de las muestras encontraron que hace decenas de miles de años, el fondo del cráter formó un antiguo lago que después dio paso a un pantano.
La evidencia de vidrio fundido, fragmentos de granito y lecho rocoso roto confirmó las sospechas iniciales y al margen de investigaciones posteriores, sugiere poderosamente que el sitio fue testigo del impacto de un meteorito a gran escala que destruyó todo en dos kilómetros a la redonda.
El estudio publicado en Meteoritics and Planetary Science llamó al cráter de impacto Yalin y determinó que posee 1.85 kilómetros de diámetro, de modo que se trata del impacto más violento de rocas estelares del que se tiene registro en los últimos 100,000 años.
A través de una datación por radiocarbono, el equipo determinó que el cráter fue formado entre 46,000 y 53,000 años atrás, una fecha que demuestra que el violento impacto pudo haber sido presenciado tanto por humanos modernos como por neandertales previo a su extinción; no obstante, hacen falta más estudios a fondo para determinar otros datos clave, por ejemplo, el diámetro del meteorito.
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