Los astrónomos de la NASA describen al culmen de la muerte de una estrella como «lo mejor para el final«. Y no exageran: cuando un astro llega al fin de su vida, generalmente estalla en una explosión violenta para convertirse en una supernova. A su paso, destruye, devora y desintegra a todo lo que se le ponga enfrente. O eso pensábamos, antes de conocer el caso de la galaxia resucitada.
Recientemente, un equipo de astrónomos en Japón, apoyados por el equipo del Telescopio ALMA en Chile, detectó un comportamiento atípico en una galaxia binaria. Después de que su estrella principal —ya moribunda— estallara al morir, que «aumentan rápidamente su brillo y luego se desvanecen en el transcurso de varios meses». En la galaxia observada por los astrónomos japoneses, sucedió justo lo contrario. Esto es lo que sabemos.
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Los astrónomos saben que muchas estrellas masivas forman sistemas binarios. Es decir: una estrella principal y una secundaria, mucho más pequeña, que genera una relación gravitatoria con su compañera más grande. Así, orbitan entre sí durante miles de millones de años, antes de que la principal agote su potencia vital.
Cuando esto sucede, generalmente las estrellas más grandes provocan un estallido masiva, conocida como explosión de supernova:
«Cómo las estrellas masivas llegan a esta desaparición al final de sus vidas es uno de los grandes misterios de la astrofísica actual», escriben los autores en el portal oficial de ALMA en Japón, según la traducción realizada por el equipo de National Geographic en Español.
Cuando la energía vital de las estrellas se agota, el gas en la superficie se desprende y dispersa fuera del sistema binario, como se aprecia en la animación que realizó el equipo de investigación (e insertamos debajo del subtítulo). La interacción es tan rápida, que es difícil de observar directamente, explican los investigadores de la Escuela de Graduados en Ciencias de la Universidad de Kyoto, Osaka y Tomonari Michiyama.
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Para el estudio, el astrónomo Keiichi Maeda se concentró en los restos de estrella esparcidos por la explosión, que liberaron ondas de radio al chocar contra su compañera en el sistema binario en la galaxia espiral M77. Casi un año después del estallido de la supernova SN2018ivc, la galaxia volvió a brillar:
«Con ALMA, pudimos capturar por primera vez en el mundo el brillo de una supernova en la banda de ondas milimétricas, que transmite información precisa sobre la materia circunestelar», escriben los autores en un comunicado.
Los resultados se publicaron recientemente en The Astrophysical Journal Letters, en donde los autores muestran la comparación de modelos numéricos que registraron la interacción entre ambas estrellas en el sistema binario. Parece ser que la estrella principal generó una ‘gran capa hueca’, lo que permitió que los astrónomos pudieran observar la primera galaxia resucitada hasta ahora.
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