El telescopio espacial James Webb ha detectado cristales de cuarzo en WASP-17b, un exoplaneta que está a 1,300 años luz de la Tierra.
El telescopio espacial más potente jamás construido ha permitido a los científicos descubrir todo tipo de maravillas. Algunas de ellas están aquí, en nuestro Sistema Solar, pero otras yacen más allá de esta región cósmica. Uno de los recientes hallazgos del instrumento de observación, nombrado en honor a James Edwin Webb, el segundo administrador de la NASA, se encuentra a mil 300 años luz de distancia de nuestro planeta. Estamos hablando de los cristales de cuarzo detectados en la atmósfera del exoplaneta WASP-17b.
El artículo que da cuenta de este trabajo, dirigido por Daniel Grant, de la Universidad de Bristol (Reino Unido), fue publicado en Astrophysical Journal Letters. Junto a él, un grupo de astrónomos observó el tránsito de WASP-17b por su estrella, astro del cual el exoplaneta está a casi 8 millones de kilómetros.
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«Sabíamos por las observaciones del Hubble (telescopio espacial) que debía haber aerosoles -partículas diminutas que forman nubes o bruma- en la atmósfera de WASP-17b, pero no esperábamos que estuvieran hechos de cuarzo”, mencionó Grant en un comunicado.
WASP-17b, un mundo único
Gracias al instrumento de infrarrojo medio (MIRI), del James Webb, el equipo responsable del descubrimiento logró identificar vientos de miles de kilómetros por hora que están soplando una lluvia de pequeños cristales de cuarzo a través de la abrasadora atmósfera de un lejano planeta y gigante gaseoso.
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En concreto, los investigadores llegaron a este descubrimiento luego de ver el movimiento del exoplaneta frente a su estrella. Así se notó que la luz estelar era bloqueada por el propio planeta, pero parcialmente absorbida por su atmósfera. Ello, conocido como “espectro de transmisión”, demostró que ciertas longitudes de onda son bloqueadas por algunas moléculas atmosféricas.
Además de lo mencionado, se pudo ver que ese mundo, que se creía especialmente parecido a Júpiter, tiene dióxido de carbono y vapor de agua. Aún más, el exoplaneta, que alcanza hasta mil 500 grados Celsius, en razón de la cercanía a su estrella, se encuentra en expansión, precisamente, por las altas temperaturas que experimenta.
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