En 1916 se reportó el hallazgo del meteorito más grande que ha caído en la Tierra. Sin embargo, este no ha vuelto a ser posible.
Hace más de un siglo el presunto meteorito más grande que ha impactado contra nuestro planeta despareció. Desde entonces, los investigadores están desconcertados por el este misterio, aunque también consideran que hay buenas razones para no haber dado con este objeto todavía.
La historia del meteorito Chinguetti comenzó cuando, supuestamente, el enorme pedrusco fue extraído de una montaña en África. Específicamente el cuerpo celeste cayó cerca la ciudad que da nombre a este, una población ubicada en Mauritania.
El descubrimiento del meteorito se atribuye al capitán Gaston Ripert, funcionario consular francés que afirmó ver una piedra de 40 metros de altura y 100 metros de longitud.
Pese a lo anterior, al parecer el único testimonio de la existencia de este meteorito viene del hombre que aseguró encontrarlo. Y es que, incluso después de múltiples búsquedas, no se ha podido dar con el objeto.
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Lo interesante del caso es que los científicos no han abandonado la ilusión de encontrar al que podría ser el meteorito más grande que ha golpeado a la Tierra, en buena parte porque consideran perfectamente posible que exista y esté oculto.
Nueva investigación arroja luz sobre el misterio
Tres científicos del Imperial College de Londres y de la Universidad de Oxford (Reino Unido) han desarrollado un nuevo sistema para comprobar si el misterioso meteorito existe.
En un artículo reciente, publicado en la base de arXiv, los autores de esto señalan que solo hay unos pocos lugares posibles en los que podría estar el meteorito, por lo que un estudio basado en magnetómetros sobre la región podría resolver el enigma.
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Esto está por desarrollarse aún. Por el momento, el controvertido caso ha dividido a la comunidad científica, pues hay quienes creen que únicamente es un mito y otros que no lo ven así.
Al momento, una de las teorías que apoya la existencia del cuerpo sostiene que esté podría estar debajo de la dunas de arena, mismas que podrían haber ocultado la montaña donde cayó el meteorito. Cada vez estamos más cerca de conocer qué pasó.
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