A lo largo de la historia, científicos y astrónomos han buscado planetas en los confines de nuestro Sistema Solar, gracias a muchas de estas investigaciones conocemos sobre la existencia de exoplanetas, planetas enanos como Plutón, y la posible existencia de cuerpos aún desconocidos.
Actualmente, todos los planetas se mueven en órbitas estables, pero esto no siempre fue así. Cuando el Sistema Solar se estaba formando, hace aproximadamente 4.500 millones de años, pasó por un periodo de inestabilidad; la gravedad arrojó grandes pedazos de escombros que habrían terminado en órbitas remotas de la nube de Oort.
La nube de Oort es una cáscara que rodea a nuestro sistema solar, según la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), y está formada por miles de millones de cuerpos helados en órbita alrededor del Sol. Ese lugar puede albergar escombros y cuerpos similares a planetas atrapados por la gravedad, planteó un grupo de investigadores.
Investigadores simularon la mecánica celeste inestable del Sistema Solar primitivo y revelaron que existe la posibilidad de que Oort albergue cuerpos del tamaño de un planeta.
El análisis titulado Oort cloud (exo)planets, en el que participaron Sean N. Raymond, Andre Izidoro y Nathan A. Kaib, menciona que la nube puede ser el sitio de descanso de una vasta colección de objetos a cientos de miles de millones de millas del sol.
“Aquí realizamos simulaciones de N-cuerpos de inestabilidades dinámicas mientras tomamos en cuenta los torques del campo de marea galáctico. Encontramos que una fracción de los planetas que de otro modo habrían sido expulsados están atrapados en órbitas muy amplias análogas a las de los cometas de la nube de Oort”, menciona un extracto de la publicación disponible para la revisión de otros investigadores.
La simulación menciona que existe un 7% de probabilidad de que un exoplaneta pueda estar en la nube de Oort. También refiere que la probabilidad de que este “caparazón” pueda ser el hogar de un planeta que se haya movido a una órbita remota es solo del 0,5%.
La búsqueda del Planeta X inició hace más de cien años por el astrónomo Percival Lowell. En 1906, planteó la existencia de un planeta que orbitaba más allá de Neptuno, su hipótesis la hizo con base en supuestas irregularidades observadas en las órbitas de Neptuno y Urano.
Este planteamiento condujo al descubrimiento de Plutón en 1930. Otros científicos determinaron que el planeta enano era muy pequeño respecto al impacto gravitatorio que se le atribuía en ambos planetas.
Actualmente, el planeta X es una hipótesis descartada, aunque investigaciones hablan de otros cuerpos y planetas que habitan en los confines del sistema solar.
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