Entre el 10 y el 11 de mayo, un fenómeno inusual de auroras capturó la atención de millones de personas, que miraron hacia el cielo con asombro. Para muchos, fue la primera vez que presenciaron este espectáculo, típicamente visible en el cinturón alrededor del Polo Norte magnético. Esto fue producto de una intensa actividad solar que desató una tormenta geomagnética que alcanzó el nivel G5, la más fuerte desde 2003.
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El Sol está alcanzando el nivel máximo de actividad en su ciclo de 11 años. Esto significa que podemos esperar más erupciones explosivas que podrían crear auroras en el cielo y tormentas geomagnéticas que pueden dañar infraestructuras eléctricas y satélites en órbita.
A diferencia de la Tierra, cuyos polos permanecen constantes, los polos magnéticos del Sol cambian de posición cada 11 años e impulsan un ciclo solar que alterna entre un período de baja y alta actividad magnética, conocidos como «mínimo solar» y «máximo solar». Actualmente, nos acercamos a un máximo solar, lo que significa un aumento en el número de manchas solares y en la frecuencia de erupciones. El último máximo ocurrió en 2014 y fue relativamente débil.
El próximo máximo solar ocurrirá en 2025, según expertos, aunque algunos sugieren que podría llegar a finales de este 2024. Sin embargo, el pico más alto que se espera no se limita a un año en específico, sino que podría ser una “temporada alta” que se puede extender por varios años de una mayor actividad solar.
En los próximos meses, el sol continuará aumentando su actividad. Esto incrementará las posibilidades de que lance más eyecciones de partículas cargadas hacia la Tierra, ofreciéndonos la oportunidad de presenciar algunas auroras. No obstante, la aparición de un espectáculo que iguale al del mes pasado sería realmente una cuestión de suerte.
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Para saber si las auroras aparecerán de nuevo en 2024 o 2025, el Centro de Predicción del Clima Espacial de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica y Space Weather Live ofrecen pronósticos sobre la actividad solar y la posible aparición de este fenómeno. También, Aurorasaurus, una plataforma de ciencia ciudadana rastrea el avistamiento mediante informes de usuarios.
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