El caso se cerró en 2014. Casi una década más tarde, finalmente se reveló el origen de la bola de fuego que chocó contra la atmósfera terrestre.
Hace 8 años, una bola de fuego surcó los cielos de Papua, en Nueva Guinea. Aunque los medios de comunicación intentaron cubrir el suceso, poco se pudo decir al respecto. Toda la información astronómica fue inmediatamente clasificada por el gobierno de Estados Unidos en 2014. La única certeza que se tuvo era que se trataba de un objeto interestelar, posiblemente oriundo de otro sistema solar.
Casi una década más tarde, la Comando espacial de EE. UU. (USSC, por sus siglas en inglés) finalmente develó el reporte que se hizo sobre la bola de fuego que se observó sobre Nueva Guinea en aquel entonces. Según lo describió en un memo la institución, fue «un objeto de movimiento rápido de otro sistema estelar«.
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8 vueltas al Sol más tarde
Después de 8 años de silencio, el misterio de la bola de fuego que cruzó la bóveda celeste de Nueva Guinea llegó a su fin. Resulta ser que, efectivamente, fue un meteorito venido de otro sistema solar. Y lo que es más: este objeto extraterrestre impactó la atmósfera de nuestro planeta con una velocidad cósmica.
El choque sucedió el 8 de enero de 2014, según documenta Live Science. A pesar de qu podría sonar catastrofista, realmente no lo fue: por el contrario, el objeto apenas medía medio de largo. Sin embargo, es cierto que impactó la atmósfera terrestre con una velocidad notable. Según los registros de la USSC, 210,000 km/h. Esta velocidad supera por mucho al promedio con el que los meteoritos ingresan a la Tierra.
Sin embargo, las investigaciones al respecto se enfrentaron con un obstáculo: el gobierno estadounidense clasificó algunos cálculos necesarios para que se realizaran artículos revisados. Tuvieron que pasar varios años antes de que la información se liberara de nueva cuenta.
Aunque podría parecer demasiado tarde para recabar información sobre este objeto interestelar, Amir Siraj, astrofísico teórico de la Universidad de Harvard, está convencido de que todavía se puede hacer algo. Como autor principal del estudio que no se terminó en 2019 al respecto, asegura que «La posibilidad de obtener la primera pieza de material interestelar es lo suficientemente emocionante como para verificar esto muy a fondo». Para ello, el siguiente paso es realizar «expediciones oceánicas para recuperar meteoritos«, concluye el especialista.
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