El final de nuestra especie no es necesariamente el final del planeta, pero, sin importar cómo llegue el desenlace de la humanidad, esta busca hacerse de un lugar en la memoria universal, a través de diferentes documentos que dejen constancia de sí a posibles civilizaciones extraterrestres.
Estos archivos que han sido enviados al espacio contienen enciclopedias, muestras de diferentes géneros musicales, documentos históricos y más. El punto de todas estas iniciativas es inmortalizar, más allá de nuestra propia línea del tiempo, la creación humana. Y, efectivamente, hay varios ejemplos de lo anterior. Aquí te presentamos algunos.
En 1977 fue lanzada una misión que sigue activa. Esta es protagonizada por dos naves no tripuladas: las Voyager 1 y 2. Son las que más lejos han llegado, pues, según datos de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), ambas se encuentran en el espacio interestelar, una región entre estrellas.
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Estas naves cuentan ya con importantes hazañas en su haber, siendo algunas de ellas descubrir volcanes activos en las lunas de Júpiter, capturar imágenes de Urano y Neptuno, y enviar información valiosa a distintas investigaciones científicas.
Uno de los aspectos que más llama la atención acerca de las Voyager 1 y 2 es que ambas traen consigo un disco de oro con sonidos y escenas de la Tierra. En ellos se documenta, de igual forma, algunas de las lenguas que se hablan en este planeta, así como muestras de diferentes estilos musicales. Todo ello tiene la intención de ofrecer testimonios de la vida terrestre a los seres extraterrestres que pudieran encontrar las naves.
Arch Mission Foundation es una organización sin fines de lucro. Fue fundada apenas en 2015 y tiene el objetivo de preservar la memoria de la cultura humana. Para ello, su misión es desperdigar por el cosmos muestras de la civilización, teniendo la esperanza de que alguna otra, alienígena, coincida con estos materiales invaluables.
Las sondas espaciales Pioneer 10 y Pioneer 11 fueron enviadas al espacio por la NASA en los 70, específicamente en 1972 y 1973. Su lanzamiento fue hecho con la intención de ampliar el conocimiento de los planetas gaseosos.
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Además de eso, cada una de estas sondas llevaba consigo una placa con un mensaje de la humanidad para los extraterrestres. Cabe señalar que dichas placas tuvieron entre sus diseñadores al célebre astrónomo Carl Sagan.
Aparte de diagramas, y otro tipo de instrucciones, en las placas se aprecian dos figuras humanas desnudas, la de un hombre y una mujer.
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