Desde 1789, gracias al trabajo de William Herschel, un astrónomo germano-británico, sabemos que entre la lunas principales de Saturno se encuentra Mimas. Sin embargo, en la búsqueda de océanos extraterrestres, este cuerpo no aparecía entre los candidatos, ya que se creía que su rugosa superficie helada era la corteza de un interior completamente sólido. Al parecer, ahí había un error.
Un estudio reciente, publicado en la revista Nature, apunta que, a una profundidad de entre 20 y 30 kilómetros bajo la superficie de Mimas, hay un pequeño océano, tal y como sucede con Encélado, Titán, Europa y Ganímedes, otros satélites naturales de nuestro Sistema Solar.
Justamente hace 10 años los científicos empezaron a ver indicios de que algo extraño ocurría con el interior de Mimas. El asunto es que notaron anomalías en la rotación de esta luna, mismas que se representaban por un sutil bamboleo. Ello, rápidamente, hizo pensar que algo importante aún se desconocía sobre lo que hay dentro de este satélite.
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Tras casi una década de generar hipótesis alrededor del misterio, un equipo de científicos estudió no solo estudió el bamboleo, sino también la órbita de Mimas. Para ello, los expertos se valieron de los datos de los sobrevuelos de la Cassini, una nave que lleva 13 años estudiando la región.
Adicionalmente a lo anterior, se crearon modelos para ver si el supuesto interior de Mimas podía producir ese bamboleo, pero rápidamente quedó claro que el núcleo de esa luna no podía explicar dichos movimientos.
Los científicos descartaron todo lo que podría ocurrir en el interior de Mimas, llegando entonces a la conclusión de que, por la naturaleza de las evidencias, debe haber un océano bajo la superficie del astro.
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A pesar de esto, hay otra cosa que no quedaba del todo clara. Los otros satélites con océanos internos dan muestras de que el elemento se abre paso a través de la superficie en forma de géiseres u otras actividades geológicas. Eso no pasa en Mimas.
La explicación que ofrecen los autores del estudio es que el océano de este satélite de Saturno debe ser relativamente nuevo, puesto que aún no ha tenido la oportunidad de afectar a la superficie.
De acuerdo con los científicos, el tiempo dará la razón, pues la superficie de Mimas empezará a fracturarse a razón del océano que alberga en sus entrañas.
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