Los científicos tienen una respuesta a por qué la Tierra no ha sido destruida por un asteroide, y la respuesta está en una fuerza conocida.
Una de las posibilidades latentes, aunque poco probables, es que un asteroide de dimensiones colosales impacte en nuestro planeta, provocado el final de la larga existencia del “mundo de la vida”. Sin embargo, a pesar de plantearse como un escenario con pocas oportunidades de ocurrir, llama la atención que, en más de 4 mil 500 millones de años, no haya sucedido. Pero, ahora, un grupo de científicos apuesta a que una fuerza de la Tierra sea la que ha protegido a esta de la amenaza de “asteroides asesinos”.
Protección incorporada
Un nuevo estudio, aceptado para su publicación en The Astrophysical Journal Letters, propone que la Tierra tiene un sistema de defensa contra los asteroides que podrían poner el fin. De acuerdo con lo dado a conocer, dicha protección sería la intensa fuerza gravitatoria.
Partiendo de lo anterior, es debido recordar que los planetas ejercen una gran gravedad sobre los objetos cercanos. Como señala el portal especializado, Live Science, esto puede ser tan importante, que en ocasiones los otros cuerpos se desgarran en el proceso.
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Mikael Granvik, primer autor del nuevo estudio y científico planetario de la Universidad Tecnológica de Luleå (Suecia), es un buen conocedor de lo recién explicado. Desde hace años, lleva haciendo una búsqueda de asteroides que pudieron desgarrarse al entrar en el área donde la gravedad terrestre comienza a influir.
A lo largo de esa investigación, ha habido momentos en los que las cosas fueron puestas en pausa. No obstante, en 2016, Mikael Granvik participó en la creación de un modelo que calcula las trayectorias de asteroides de diferentes tamaños para determinar su número.
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Durante siete años, Granvik y su equipo compararon los resultados obtenidos con el modelo. Gracias a esto, vieron que la mayoría de los astroides no detectados eran muy pequeños y orbitaban alrededor del Sol.
Tras un sistema de comprobación, los autores del estudio vieron que esos pequeños asteroides podían ser fragmentos de otros mucho más grandes, pero que al entrar en contacto con la fuerza de gravedad de los planetas habían sido desintegrados.
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