Usando muestras recopiladas en las misiones Apolo, un equipo de astrobiólogos consiguió que germinaran las semillas plantadas en tierra lunar.
Una de los objetivos originales de las misiones Apolo que conduce la NASA es «desarrollar la capacidad humana para trabajar en el entorno lunar«, según documenta la agencia en su portal oficial. Para ello, proyectos de simulación rigurosos y avances en tecnologías de exploración espacial se han llevado a cabo por décadas. Después de más de 50 años de investigación constante, un equipo de astrobiólogos consiguió que crecieran plantas con tierra extraída de la Luna.
Marcando un hito histórico, los investigadores del Instituto de Ciencias Agrícolas y Alimentarias de la Universidad de Florida encontraron la manera de que las semillas germinaran en un entorno controlado de laboratorio. Por primera vez en la historia, lograron que creciera vida en un suelo que no fuera terrestre, según explican para Nature Communications.
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Germinando en un entorno ajeno
Los científicos que condujeron el estudio tienen la convicción de que «podría sentar las bases para el cultivo de plantas que suministren oxígeno y alimentos en la Luna«, según dijeron en un comunicado. Las semillas germinaron después de un seguimiento cercano, realizado con el estímulo del programa Artemis de la NASA.
Además de impulsar que la primera mujer y persona negra pise el polo sur de la Luna, el programa está incursionando en proyectos de jardinería espacial. Estos esfuerzos no sólo han sido exitosos, con el crecimiento de vegetales y algunas hortalizas, sino que han demostrado el estrés considerable al que se someten las plantas en un entorno no-terrestre.
Al respecto, una de las autoras líderes de la investigación, Anna Lisa Paul, explicó lo siguiente:
«Las plantas ayudaron a establecer que las muestras de suelo traídas de la luna no albergaban patógenos u otros componentes desconocidos que dañarían la vida terrestre», puntualizó la investigadora de ciencias hortícolas.
Con respecto a por qué las plantas sufrieron estrés al germinar, los autores piensan que tiene que ver con que el suelo lunar no es su hábitat natural. Por lo cual, pudieron sentirse forzadas a crecer en un entorno adverso y desconocido. A pesar de ello, las plantas no murieron pronto. Por el contrario, siguen respirando fuera de la Tierra.
“Cuando los humanos se mueven como civilizaciones para quedarse en algún lugar, siempre llevamos nuestra agricultura con nosotros”, dijo Row Ferl, de la misma institución. Con todo lo anterior, el equipo está convencido de que este logro cimentará las bases para diseñar granjas lunares.
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