El conocimiento detallado del “inframundo galáctico” ha revelado, entre otras cosas, que la Vía Láctea está perdiendo masa.
La vida de una estrella es una de las tantas pruebas de que, fuera de este mundo, la realidad alcanza dimensiones difíciles de concebir para el ser humano. No obstante, todo llega a su fin, y estos colosos del Universo no son la excepción. A sabiendas de ello, los científicos han investigado qué sucede en el “más allá” de las estrellas, y, hasta ahora, la respuesta está en el “inframundo galáctico”.
Gracias a los trabajos que se han realizado alrededor del ciclo de una estrella, actualmente se saben detalles importantes sobre la instancia final de la vida estelar. La muerte de estos asombrosos cuerpos celestes llega, la mayoría de las veces, como resultado del agotamiento de las reservas de hidrógeno.
Dos posibles caminos
La circunstancia anterior da lugar a una supernova, es decir, una explosión de enormes proporciones que pone el último punto al tiempo de vida de una colosal estrella. Mientras que esto sucede, el núcleo del astro tiene dos destinos posibles:
- Permanecer colapsado en una estrella de neutrones
- Convertirse en un agujero negro
Sea uno u otro camino, esos restos del cuerpo luminoso son lo que pasan a formar parte del “inframundo galáctico”.
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¿Qué es el “inframundo galáctico”?
El “inframundo galáctico” es un misterioso lugar del Universo al cual van a parar los últimos vestigios de una estrella y de otros astros. Por lo anterior, a este enigmático punto del cosmos se le ha reconocido también como “cementerio de estrellas”.
La mayor aproximación, a un mayor esclarecimiento del “inframundo galáctico», se presentó hacia finales del año 2022. Un equipo de investigadores de la Universidad de Sídney estableció, luego de estudiar a profundidad el tema, un mapa de distribución de la necrópolis estelar de la Vía Láctea.
El artículo correspondiente al trabajo de los científicos de la institución australiana fue publicado en la revista Monthly Notices, de la Sociedad Real de Astronomía. El trabajo llevó a concluir que el “inframundo galáctico” se extiende tres veces más que la Vía Láctea y que es ahí donde van terminar el 30% de los objetos que son expulsados de la galaxia.
“Estos remanentes compactos de estrellas muertas muestran una distribución y estructura fundamentalmente diferente a la galaxia visible”, explica David Sweeney, autor principal del estudio.
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Trazando el mapa
Los especialistas involucrados en el trabajo recurrieron a un análisis sobre la distribución actual de las estrellas de la Vía Láctea. Una vez que determinaron esto, pasaron a hacer una simulación del cómo los restos estelares podrían ser arrastrados y desviados por las diversas interacciones de las estrellas.
Anteriormente, había sido más difícil definir el lugar hacia el cual habían sido arrojados los remanentes estelares. Especialmente, porque la explosión de supernova los expulsa a una región más allá de la vista de los astrónomos.
El mapa desarrollado le permitió a los científicos descubrir que, aproximadamente, un tercio de los restos de las estrellas muertas son enviados más allá de los límites de la Vía Láctea. Ello significa que la galaxia está perdiendo masa. Sin embargo, los expertos señalan que esta “pérdida” es mínima.
Finalmente, un detalle más destacar del descubrimiento es aquel que indica que los reestos estelares, los cuales apenas contienen un 1% de la masa total de la galaxia, son distribuidos uniformemente a lo largo de la Vía Láctea.
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