La corriente de Magallanes se fundirá con la Vía Láctea, provocando la formación de nuevas estrellas en nuestra galaxia.
Además de la Vía Láctea, las noches más despejadas en el hemisferio sur son protagonizadas por dos galaxias que forman parte del Grupo Local: se trata de la Gran y Pequeña Nube de Magallanes, un par de galaxias satélite ubicadas a una distancia promedio de 200,000 y 163,000 años luz de nuestro planeta, respectivamente.
La interacción gravitatoria de miles de millones de años entre las Nubes de Magallanes y la Vía Láctea da forma a un enorme arco de gas que fluye a través del cielo nocturno, conocido como corriente de Magallanes. Y aunque debido a su longitud de onda resulta invisible para el ojo humano, las imágenes en ultravioleta y rayos X muestran a la corriente extenderse hasta casi la mitad de la Vía Láctea.
A pesar de que las primeras observaciones de la corriente de Magallanes ocurrieron en la década de los 70, su origen y futuro aún son una incógnita para la astronomía. Sin embargo, un nuevo modelo desarrollado por astrónomos de la Universidad de Wisconsin-Madison y el Instituto de Ciencias de Telescopio Espacial recreó el nacimiento de las dos galaxias de Magallanes hace 3,500 millones de años y aportó información inédita sobre la enigmática corriente:
A partir de los datos obtenidos de las últimas observaciones de la corriente de Magallanes (y el resultado de un estudio elaborado en 2020, que considera que la corriente se encuentra envuelta por una corona de gas), el equipo concluyó que ésta se encuentra cinco veces más cerca de la Vía Láctea de lo que se creía anteriormente, a unos 65,000 años luz de nuestro planeta.
El nuevo cálculo también revela la probabilidad de que la corriente únicamente posea una quinta parte de la masa antes calculada y por lo tanto, no alcance a cubrir un tercio de la Vía Láctea que se creía en observaciones anteriores.
El estudio publicado en The Astrophysical Journal Letters confirmó las observaciones previas que aseguraban que ambas galaxias se orbitan a sí mismas; sin embargo, el nuevo modelo determinó que lo hacen en la dirección opuesta a la que se creía hasta ahora.
A pesar de la distancia que separa a nuestra galaxia de la corriente, dentro de 50 millones de años, el arco de gas comenzará a fundirse con la Vía Láctea, provocando la formación de nuevas estrellas en nuestro vecindario cósmico.
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