Sí, la Tierra podría tener más de una luna, y eso sería provechoso para continuar conociendo lo que hay fuera de nuestro planeta.
Sabemos que en el Sistema Solar hay planetas que tienen más de un satélite natural. Sin embargo, nuestro mundo solo tiene uno: la Luna. Eso es lo que hemos aprendido a lo largo de toda nuestra vida. Pero, ¿la Tierra podría tener más de una luna? Algunos científicos dicen que sí, y eso sería una buena noticia para la exploración espacial.
“Trampolines” para la exploración espacial
Es un hecho que nuestro planeta ya ha sido orbitado por otros cuerpos naturales, además de la Luna. Un ejemplo fue un astro que, en 2006, se posicionó en una órbita similar a la del satélite natural. No obstante, tras analizar la situación, los científicos vieron que este era solo un visitante temporal.
Los astrónomos saben que actualmente la Tierra está siendo rodeada por pequeños asteroides, que algunos ya llaman “pequeñas lunas”. Más allá de representar un riesgo para el mundo, los científicos ven con emoción la existencia de esos cuerpos cercanos. Es así debido a que se les ve como “trampolines” para la exploración espacial.
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«Para ir a cualquier parte del espacio, hay que cambiar de velocidad», explicó Richard Binze, profesor de ciencias planetarias del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) a Live Science.”Las pequeñas lunas son cuerpos con muy poca gravedad y tienen un bajo cambio de velocidad, o delta-V, lo que significa que no se necesita mucha propulsión para transportar una nave espacial desde la órbita terrestre baja hasta el punto de encuentro con el asteroide”.
Dado que la necesidad de combustible para llegar a las pequeñas lunas es menor, estos cuerpos servirían como bases para misiones que se dirijan a Marte, por ejemplo.
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Hay un problema. A pesar de que las pequeñas lunas se perfilan como promesas para la exploración espacial, su naturaleza sigue siendo efímera e impredecible, tal y como el ejemplo de 2006. Ello, por su puesto, afecta la planificación de las misiones que se servirían de estas bases naturales.
Con todo, los científicos se mantienen optimistas ante la perspectiva que ofrecen estas pequeñas lunas. En un futuro, veremos si estos astros vecinos pueden funcionar bien como estaciones de servicio espaciales.
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