Una nueva corrección revela que los desechos espaciales que impactarán con la Luna el 4 de marzo pertenecen a un cohete chino.
A finales de enero de 2022, Bill Gray, investigador independiente y creador de software para monitorear objetos cercanos a la Tierra, calculó la trayectoria de los restos de un cohete que lleva más de siete años vagando sin rumbo definido más allá de la órbita terrestre y reveló que se impactarán con la Luna el próximo 4 de marzo.
Después de seguir la ruta de los restos durante años, Gray anunció que el impacto era inminente y provocaría un cráter de al menos 20 metros de diámetro en la superficie lunar. Tratándose del primer impacto en la Luna no intencional de un desecho aeroespacial, la noticia provocó indignación y distintas voces llamaron a regular la basura espacial.
Sin embargo, a menos de tres semanas del impacto, la historia ha tomado un último giro: tras recibir una serie de recomendaciones de Jon Giorgini del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL-NASA), Gray revisó una vez más los datos del objeto que en un primer momento identificó como los restos de un cohete Falcon 9 (propiedad de SpaceX) y descubrió que estaba en un error.
En lugar de tratarse de una etapa del Falcon 9 lanzado en febrero de 2015 que se encargó de poner en órbita el Observatorio DSCOVR de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, el objeto que se estrellará con la Luna es parte de un cohete chino, el Long March 3C, que lanzó la misión lunar no tripulada Chang’e 5-T1 de la Administración Espacial Nacional China (CNSA).
Con 55 metros de alto y más de 345,000 kilogramos de peso, el cohete Long March 3C fue lanzado el 23 de octubre de 2014 y tras una serie de acercamientos a nuestro satélite natural en los últimos años, impactará sobre Hertzsprung, un cráter de impacto de 570 kilómetros de diámetro ubicado en la cara oculta de la Luna.
No es la primera vez que los desechos de un cohete de la CNSA vagan sin control en la órbita terrestre: en mayo de 2021, un cohete Long March-5B, de 22 toneladas de peso y más de 30 metros de largo, reingresó a la atmósfera sin control provocando una lluvia de escombros sobre el Océano Índico.
Tras confirmar que los restos del Long March-5B cayeron en el mar cerca de India y Sri Lanka, la NASA criticó la irresponsabilidad de la Administración Espacial Nacional China y llamó a actuar “de manera responsable y transparente en el espacio para garantizar la seguridad, la estabilidad y la sostenibilidad a largo plazo de las actividades en el espacio exterior”.
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