¿Hay un cuerpo celeste más antiguo que el Universo mismo? Durante décadas, se pensó que ése podría ser el caso de Methuselah, la estrella más vieja del cosmos.
La controversia comenzó en el año 2000. Un equipo de científicos se propuso averiguar la edad real de Methuselah —o Matusalén, como se ha traducido el nombre—: la estrella más antigua del Universo registrada hasta el momento. A partir de las observaciones realizadas con el satélite Hipparcos, en aquel entonces se estimó que el objeto celeste tenía 16 mil millones de años.
De entrada, se encontraron con un problema lógico: el Universo mismo tiene 13.7 mil millones de años, según la documentación de Princeton University. Ésta es la edad más aceptada del cosmos (y de todo lo que existe), por lo que sería imposible que un objeto celeste fuera más antiguo que el Universo mismo. Entonces, ¿qué estaba pasando con Methuselah?
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Methuselah: ¿una estrella más antigua que el mismo cosmos?
Siguiendo la etimología griega, ‘cosmos’ quiere decir ordenamiento. Con ello, los antiguos griegos se referían a un orden común de todas las cosas que existen. Bajo este entendido, Methuselah también formaría parte de esta sinfonía desde su origen. Por lo cual, la edad de la estrella más antigua del Universo fue motivo de debate teórico serio y ácido.
Al respecto, el astrónomo Howard Bond, de la Universidad Estatal de Pensilvania, asegura que ésta «fue una discrepancia seria«. Por ello, según Space, su equipo de trabajo se propuso descubrir la verdadera edad de la estrella, y proponer una cifra más precisa sobre su antigüedad. «Sus conclusiones fueron igual de alucinantes», documenta el medio.
A partir de las investigaciones de Bond, se cuestionó sobre la edad misma del Universo. De hecho, se ha sugerido que el cosmos es mucho más antiguo de lo que se ha pensado por siglos:
«Una de las incertidumbres con la edad de HD 140283 fue la distancia precisa de la estrella», dijo Bond. «Era importante hacerlo bien porque podemos determinar mejor su luminosidad y, a partir de eso, su edad: cuanto más brillante es la luminosidad intrínseca, más joven es la estrella».
Por ello, utilizaron los sensores de orientación fina del telescopio espacial Hubble. Sólo así fue que pudieron determinar con más precisión cuántos años aproximadamente tiene Methuselah —y aparentemente, la controversia sobre la estrella más antigua del Universo terminó.
800 millones de años de incertidumbre
Bond y su equipo examinaron los elementos que componen a Methuselah. Contenía grandes cantidades de helio y otros gases nobles, y muy poco hierro. Esto va de acuerdo al hecho de que, en sus inicios, había pocos elementos en el cosmos. Por ello, determinaron que la edad aproximada de HD 140283 —el nombre científico de la estrella— es de 14.460 millones de años.
Aunque sigue siendo un montón de años más de la edad aceptada del Universo, la reducción de la cifra fue significativa. Fue una reducción significativa de los 16 mil millones reclamados anteriormente, pero aún era más que la edad del universo mismo.
Ante la imprecisión, los investigadores decidieron aceptar una brecha de 800 millones de años de incertidumbre. Aún así, el logro de Bond y su equipo de investigación fue cerrar la brecha de manera considerable, a una edad que fuera comparable con la edad del cosmos.
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¿Qué sabemos de la estrella más antigua del Universo hoy en día?
El nombre coloquial de la estrella más antigua del cosmos viene de un personaje bíblico del Antiguo Testamento. Según las escrituras judeocristianas, Methuselah fue el hombre más viejo de la historia: vivió 969 años, y murió ejerciendo su papel como patriarca de su comunidad. De ahí que la estrella más vieja del Universo haya heredado el nombre.
En la actualidad, con base en observaciones del telescopio Schmidt en el Observatorio Anglo-Australiano (AAO), se sabe que Methuselah se encuentra a 190.1 años luz de distancia. Su fulgor azul se detectó desde el Reino Unido, mientras se hacía un sondeo para realizar un registro digitalizado del cielo.
Methuselah se encuentra en la constelación Libra, y viaja a través de la bóveda celeste a «1.3 millones de kilómetros por hora», documenta Space. Se sabe que es una estrella subgigante, que brilla más que las estrellas comunes, pero no tanto como las gigantes. Su fulgor es rojizo, y se ha atenuado durante miles de millones de años.
En las noches despejadas, sin contaminación lumínica, se puede alcanzar a ver con un par de binoculares simples. Si se le presta la atención debida, en el silencio de la noche, tal vez algún día nos susurre su edad real.
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