El mito de un astro que anunciaba el nacimiento de Jesús ha permeado en los relatos de todo el mundo. Incluso en las pastorelas se considera a la estrella de Belén un personaje más, pues es la guía que alumbra el camino. Sin embargo, desde la ciencia ha surgido una pregunta: ¿puede la astronomía explicar qué fue la estrella de Belén?. Esto es lo que sabemos.
De entrada, la astronomía explica que la estrella de Belén no pudo haber sido un cometa o una lluvia de estrellas, pues los cometas son muy rápidos para que con sólo mirar uno fuera guía suficiente. Además, hubieran tenido que hacer un registro minucioso y durante semanas para poder observar su curso y dirección.
También sabemos que no fue una supernova. A pesar de que un estallido de esta magnitud hubiera sido un destello sin igual en la bóveda celeste, las posibilidades son pocas ya que ninguna otra civilización registró tal evento astronómico, como sabemos que lo hacían con fenómenos tan impresionantes. La ciencia agrega que, aunque el registro se hubiera escapado a otros observadores del cielo, los procesos son tan largos que al día de hoy tendríamos algún tipo de evidencia de que una supernova ocurrió en tiempos del nacimiento de Cristo.
Las dos teorías más fuertes apuntan que la estrella de Belén pudo ser una conjunción planetaria o una «estrella invitada», como la nombra la astronomía china antigua. La posibilidad de una conjunción de planetas señala a los astros más brillantes en el cielo: Júpiter y Saturno. Esta propuesta se ha desacreditado por varios astrónomos, pues de acuerdo al movimiento registrado, no pudieron estar lo suficientemente juntas para parecer un solo punto brillante en el cielo nocturno.
Según un artículo de The New York Times publicado en 1977, la hipótesis ganadora es la de la «estrella invitada» («broom-star» en inglés por la traducción del chino kèxīng). La aparición de estos astros en el cielo era como la de un meteoro pero con cola, de ahí el nombre de «escoba». El Tratado de Astronomía de los Anales de los Han, un libro que describe una parte de la historia de China, registra un fenómeno que pudo haber sido la estrella de Belén en el año 5 a.C.
Probablemente nunca sabremos a ciencia cierta qué fue este fenómeno o si alguna vez existió. Los misterios de la astronomía aparecen más rápido de lo que se pueden resolver, por lo que hay tiempo de proponer nuevas hipótesis.
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