Así es como el cerebro intenta adaptarse a las necesidades de la vida en microgravedad.
Antes de viajar al espacio, los astronautas se someten a un arduo entrenamiento para soportar las exigencias físicas de tamaña empresa. Además de consecuencias físicas, los cosmonautas también sufren cambios y alteraciones en su cerebro. Para conocer a profundidad cuáles son esos cambios y qué los origina, un equipo de científicos internacionales dirigido por el Dr. Floris Wittes de la Universidad de Amberes se propuso saber qué ocurre en el cerebro de un astronauta cuando está en el espacio y cuáles son los efectos de los viajes espaciales en los humanos.
Para ello estudiaron los cerebros de 12 cosmonautas. En ellos descubrieron «cambios microestructurales significativos» en la materia blanca que se encarga de gestionar las comunicaciones del cerebro hacia el resto del cuerpo.
En concreto, el equipo descubrió cambios en los tractos neuronales relacionados con las funciones sensoriales y motoras. Los expertos creen que esto podría estar relacionado con la adaptación de los cosmonautas a la vida en microgravedad.
El proceso del estudio
El equipo de investigadores recolectó imágenes de resonancia magnética de propagación (dMRI) de 12 astronautas masculinos antes y después de realizar sus vuelos espaciales. Asimismo recolectó ocho escaneos siete meses después del vuelo espacial, a modo de seguimiento. Todos los astronautas participaron en misiones con duración promedio de 172 días.
«Encontramos cambios en las conexiones neuronales entre varias áreas motoras del cerebro», dijo Andrei Doroshin, de la Universidad de Drexel, uno de los expertos que participaron en el estudio. «Las áreas motoras son los centros del cerebro donde se inician las órdenes de movimiento. En el estado de ingravidez, el astronauta necesita adaptar radicalmente sus estrategias de movimiento, en comparación con la Tierra. Nuestro estudio muestra que su cerebro está reconfigurado, por así decirlo».
En primera instancia, los investigadores pensaron que habían detectado cambios en el cuerpo calloso, la zona que conecta ambos hemisferios del cerebro. Sin embargo, después vieron una expansión de los ventrículos del cerebro, una especie de red de cámaras comunicadas llenas de líquido, que se encuentran junto al cuerpo calloso.
Un intento por adaptarse al entorno del espacio
La plasticidad del cerebro y el cambio en sus conexiones no son otra cosa más que un intento de aprender nuevas habilidades. En el caso de los astronautas esto es fundamental para adaptarse al entorno tan complejo del espacio. Por el momento, no está claro cuáles son las implicaciones de este cambio de cableado relacionado con el espacio.
Estudios anteriores han dado indicios de un mayor riesgo de enfermedades y posibles daños en el cerebro. Asimismo, mujeres y hombres se ven afectados se manera distinta dependiendo del tiempo que pasan en el espacio.
«Estos hallazgos nos dan piezas adicionales de todo el rompecabezas», dice Wuyts. «Como esta investigación es tan pionera, aún no sabemos cómo será el rompecabezas completo. Estos resultados contribuyen a nuestra comprensión general de lo que ocurre en el cerebro de los viajeros espaciales.»
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