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El solsticio de junio es el fenómeno astronómico que marca la llegada del verano en el hemisferio norte y el inicio del invierno en el hemisferio sur. Este año, ocurrirá el domingo 20 de junio a las 22:32 horas (tiempo del centro de México) y debido a la inclinación del eje terrestre, el Sol se posicionará en el cenit (el punto más alto sobre nuestras cabezas) al mediodía.
Este será el día más largo de todo el año en el hemisferio norte, con 13 horas y 25 minutos de luz solar, un patrón que irá disminuyendo conforme avance el año, hasta alcanzar su antítesis, el día más corto en el solsticio de invierno.
El verano también marcará la despedida de las lunas más grandes y brillantes del año. Después de tres meses consecutivos en los que coincidió el perigeo (el punto de la órbita lunar en el que se encuentra más cercano a la Tierra) con la Luna llena, el 24 de junio tendrá lugar la última superluna de 2021.
El nombre que recibe popularmente la última luna de la primavera es herencia de los pueblos algonquinos de nativos americanos que se establecieron en lo que hoy es Nueva York: este plenilunio era la señal para dar inicio a la breve temporada de fresas en el noreste de los Estados Unidos. Y aunque la Luna estará más cerca de los 384 mil 400 kilómetros que en promedio la separan de nuestro planeta, su mayor tamaño y brillo serán apenas perceptibles para el ojo humano.
Cada 378 días Saturno se encuentra en oposición y en 2021, el mejor momento para observar al gigante anillado del Sistema Solar serán las primeras noches de agosto, cuando se encuentre más cercano a la Tierra.
La mejor forma de encontrar a Saturno durante su oposición es dirigir la mirada hacia la constelación de Capricornio. A simple vista, el sexto planeta alrededor del Sol podrá verse como una estrella más; sin embargo, con un par de binoculares será posible percibir más detalle y si utilizas un telescopio básico, será posible observar la inclinación de los anillos que lo rodean.
Las Perseidas son uno de los fenómenos astronómicos más esperados de cada verano en el hemisferio norte. Esta lluvia de estrellas tiene como origen al cometa Swift-Tuttle, un visitante lejano de la Tierra que cada 133 años completa una órbita alrededor del Sol.
Cuando los restos de polvo, hielo y rocas cósmicas que dejó durante su último paso se precipitan hacia nuestro planeta, provocan meteoros que recorren la bóveda celeste en cuestión de décimas de segundo.
También conocidas como lágrimas de San Lorenzo, las Perseidas son la tercera lluvia de estrellas más intensa del año y alcanzan un máximo de 60 meteoros por hora en condiciones ideales.
Para ubicarlas en el cielo nocturno, basta con encontrar un sitio lo suficientemente libre de contaminación lumínica durante las noches del 12 y 13 de agosto, cuando alcanzarán su pico de actividad. Con la Luna en cuarto creciente, el espectáculo está garantizado siempre que se trate de una noche despejada.
El gigante gaseoso del Sistema Solar alcanzará su punto más cercano a la Tierra y el mejor momento para observarlo el próximo 19 de agosto, tan solo dos semanas después de la oposición de Saturno.
Júpiter aparecerá más brillante de lo normal una vez que caiga la noche por el este, entre Acuario y Capricornio. A simple vista, será el astro más visible de las noches a mediados de agosto y será posible captar más detalles (como sus lunas o las bandas de su atmósfera) con binoculares o un telescopio sencillo.
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