Planetas en agonía y estrellas muertas figuran en las fotografías inéditas del Telescopio James Webb, reveladas recientemente por la NASA.
En 1633, Galileo Galilei fue condenado por la Inquisición por . Al desafiar la teoría de que la Tierra era el centro del Universo, se convirtió en enemigo directo del catolicismo renacentista. A casi 4 siglos de esta condena, que le obligó a renunciar a una vida de observación astronómica, el Telescopio James Webb nos devolvió las imágenes más nítidas que existen del cosmos.
El 11 de julio de 2022, el presidente Joe Biden dio a conocer la primera de las 5 imágenes que tomó el Telescopio James Webb. Ante la mirada de todo el planeta, el mandatario estadounidense develó la imagen que, según la NASA, muestra al cosmos en una de sus primeras etapas de vida. La mirada es tan profunda, dicen los especialistas a cargo del proyecto, que muestra cómo era el Universo poco después del Big Bang.
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Más allá del espectro visible al ojo humano
Por primera vez en la historia, el observatorio produjo fotografías en alta resolución y a color de un espectro invisible para la mirada humana: el infrarrojo. Aunque, originalmente, las tomas se hacen en blanco y negro, el James Webb utilizó filtros verdes, azules y rojos para dar vida a los cuerpos celestes que muestra la fotografía.
La Dra. Rosa Díaz, subjefa de la oficina de ingeniería y análisis científico de misiones del Instituto de Ciencias de Telescopio Espacial, dice que aunque estos colores son sintéticos, representan cómo se ven los cuerpos celestes realmente. Ella colaboró con los investigadores que procesan las bases de datos para “procesar las imágenes para poder ver lo que estamos viendo”. Así lo explica en una entrevista exclusiva para National Geographic en Español:
“El telescopio nos manda 1’s y 0’s”, dice la especialista mexicana, “y nosotros tenemos que convertir esa información en imágenes. […] Así podemos ver realmente lo que es ciencia: identificar qué es una estrella y qué es una galaxia, por ejemplo”.
Todas las imágenes llegaron al campo de percepción del James Webb después de miles de millones de años de haber emitido su luz. A diferencia de su ancestro inmediato, el , detalla la especialista. Así de poderoso es el nuevo telescopio de la NASA.
Comparativamente, la fotografía que tomó el Jame Webb es parecida en términos de profundidad a la que ya había logrado el Hubble. Sin embargo, las consiguió en un espacio de tiempo muy reducido. “Esto te da una idea de lo que podremos lograr cuando tomemos imágenes más profundas, con más tiempo”.
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Muy cerca del Big Bang
Desde las entrañas del cosmos, el Telescopio James Webb capturó la luz de cientos de millones de cuerpos celestes. Algunos de ellos son tan antiguos que, posiblemente, ya hayan muerto. Las imágenes pudieron observar hasta 13.1 mil millones de años en el pasado, detalla Díaz, siendo que el Universo tiene 13.8 mil millones de años de antigüedad.
Aún así, la agencia espacial reconoce que “no es lo más atrás que hemos observado”. Por el contrario, otras misiones no infrarrojas como COBE y WMAP consiguieron mirar al Universo todavía más cerca del Big Bang: hasta sólo 380 mil años después. En ese entonces, explica la institución desde Twitter, “no había estrellas ni galaxias”.
No todas las galaxias que tomó el James Webb han muerto: por el contrario, algunas sólo han evolucionado. Tal es el caso del Quinteto de Stephan, “que muestra cómo las .
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“Mirar al cielo es mirar al pasado”
Rosa Díaz no duda en reconocer que el Telescopio James Webb es “como una máquina del tiempo” que nos permite ver hasta los orígenes del Universo. Como puede leer el espectro infrarrojo, explica la especialista, tiene el poder de mostrar imágenes muy lejanas “con tantos detalles”.
La imagen que produjo James Webb es prueba de ello, dice Díaz: “Aunque no lo podemos ver en este momento, adentrarnos en cosas que no parecen relevantes nos ayuda a avanzar como humanidad y a buscar otras cosas que no pensábamos antes”.
Con todo lo anterior, el periodista de ciencia Alejandro I. López es acertado cuando que “Mirar al cielo es mirar al pasado”. Y lo que es más: “No sólo se trata de una frase poética, sino de una verdad científica”.
Mirar al pasado es clave para conocer un montón de detalles del Universo más joven. El trabajo de la NASA —y de otras agencias espaciales— es reunir estas primeras evidencias, de manera que podamos asomarnos apenas a entender la inmensidad del cosmos.
Tal vez, estos sean los primeros pasos para realmente viajar en el tiempo. Quizás, también, el trabajo del equipo detrás del Telescopio James Webb redima a Galileo: efectivamente, los seres humanos no estamos en el centro del Universo; pero ahora, ciertamente podemos observarlo.
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