No, no todos los planetas son redondos. Te contamos lo que sabemos sobre las formas que pueden adoptar y por qué.
Por definición, todos los planetas son redondos. Mejor dicho: estos cuerpos necesitan tener suficiente masa para producir una gravedad que los lleve a adoptar una forma esférica. Pero, es importante señalar que referirnos a ellos como “redondos” no significa que sean estrictamente así. Es más bien una forma de aproximarnos a su forma más “genérica”.
“Los llamamos redondos, pero en realidad no lo son a la perfección, incluida nuestra Tierra», explica, a Live Science, Amirhossein Bagheri, investigador de ciencia planetaria y geofísica del Instituto de Tecnología de California (Estados Unidos)”.
Por ejemplo, los planetas similares al nuestro suelen tener una protuberancia alrededor del ecuador causada por la fuerza centrífuga, la fuerza hacia el exterior que experimenta un objeto que está girando. Esto genera que, si el objeto gira muy rápido, los polos se aplanen.
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Además de la fuerza centrífuga, un planeta puede ver alterada su perfecta redondez si el cuerpo está lo suficientemente cerca de la estrella anfitriona, pues las fuerzas gravitatorias que actúan sobre él son tan grandes que el planeta se alarga, dice Bagheri.
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En fin, como puedes notar, no verás planetas planos, triangulares o de alguna otra extraña formación. No obstante, hablando con rigor, tampoco son redondos o esféricos a la perfección.
¿Qué es un planeta?
La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) indica que la definición más reciente, sobre qué es un planeta, fue adoptada por la Unión Astronómica Internacional (IAU) en 2006. De acuerdo con ella, estos cuerpos necesitan cumplir con los siguientes tres puntos:
- Deben orbitar alrededor de una estrella.
- Deben ser lo suficientemente grandes como para que su gravedad les obligue a adoptar una forma esférica.
- Deben ser lo suficientemente grandes como para que su gravedad elimine cualquier otro objeto de tamaño similar cercano a su órbita.
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