Los restos del cohete de cuatro toneladas mantienen una trayectoria de colisión con la Luna, a la que impactarían en marzo de 2022.
En febrero de 2015, un cohete Falcon 9 propiedad de la empresa aeroespacial SpaceX lanzó el Observatorio de Clima de Espacio Profundo (DSCOVR, por sus siglas en inglés), un satélite encargado de monitorear el clima propiedad de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica.
Aunque el lanzamiento fue un éxito y DSCOVR hoy opera con normalidad, una de las dos etapas del Falcon 9 encargado de poner en órbita el satélite ha seguido una “ruta caótica” desde entonces, que lo mantiene vagando por el espacio sin rumbo definido.
Siete años después, la segunda etapa del Falcon 9 formada por un motor Merlin1D y cuatro toneladas de metal se dirige hacia la Luna y en caso de mantener su trayectoria actual, todo indica que impactará a nuestro satélite natural a una velocidad de 2.58 kilómetros por segundo a principios de marzo de 2022.
Según Bill Gray, investigador independiente y creador de software para monitorear objetos cercanos a la Tierra, en este momento los restos del Falcon 9 se mantienen en ruta de colisión con una región cercana al ecuador lunar y el impacto tendría lugar el próximo 4 de marzo.
En caso de estrellarse contra la superficie lunar, la segunda etapa del Falcon 9 provocaría un cráter superficial de hasta 20 metros de ancho y 20 de diámetro; sin embargo, ni el momento de la colisión ni el sitio del impacto serían visibles desde la Tierra, debido a que tendrá lugar en la cara oculta de la Luna y la primera semana de marzo coincide con la luna nueva.
El evento también sería una oportunidad única para observar el comportamiento de la superficie lunar y analizar lo que yace debajo del regolito para el Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA y el orbitador Chandrayaan-2 de la Agencia India de Investigación Espacial, debido a que ambas sondas se mantienen orbitando a nuestro satélite natural.
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