La anexión de la península de Crimea a Rusia marcó el resto de los conflictos entre país presidido por Vladimir Putin y Ucrania
La historia de Crimea siempre estuvo rodeada de conflictos bélicos y políticos. En el 2014, la península al sur de Ucrania vivió uno de ellos: un referéndum para unirse a Rusia. Este evento no solo fue controversial, sino que es fundamental para comprender el conflicto que aún atraviesa la Europa Oriental.
Cuatro años antes del referéndum, Víktor Yanukóvich ganó la presidencia de Ucrania. De acuerdo con Britannica, el político prorruso consiguió algunos acuerdos políticos con el país vecino. Uno de ellos le permitía a Rusia tener un par de bases aéreas en la región de Crimea. Decisiones como esta provocaron que en febrero de 2014 Yanukóvich huyera de Kiev, pues tras algunos meses de protestas su gobierno fue derrocado.
«En cuestión de días, hombres armados no identificados (más tarde identificados como tropas rusas) tomaron el edificio del parlamento de Crimea y otros sitios clave, efectivamente internacionalizando la crisis en Ucrania», señala Britannica.
Después de que Rusia tomara Crimea, los legisladores prorrusos eligieron a Serguéi Aksiónov como el primer ministro de la región. Muchos rusos habitaban Crimea y estaban a favor de la incorporación de la península a su país de origen; sin embargo, habían otros crimeos que preferían seguir siendo parte de Ucrania. Esto desató un conflicto que más tarde sería importante en el devenir histórico de la zona.
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La separación de la península y su unión con Rusia
El presidente ruso, Vladimir Putin, autorizó el acceso de sus tropas a Crimea para así -supuestamente- proteger a la población rusa de la península. Fueron días de mucha tensión política, así que el parlamento de Crimea intervino. El parlamento estaba dominado por representantes prorrusos, así que votaron casi unánimemente para que la península se separara de Ucrania y se uniera a Rusia.
El referéndum se celebró el 16 de marzo de 2014 y el gobierno de Kiev lo consideró un acto inconstitucional. Putin firmó la anexión de Crimea dos días después y esto alarmó a algunos países occidentales como Estados Unidos. Además, organismos internacionales como las Naciones Unidas seguían considerando a Crimea parte de Ucrania. Eventualmente la veracidad de los votos se pondría en duda.
«La anexión de Crimea, así como la respuesta de Occidente a ella, se convirtió en un punto de orgullo en Rusia; la popularidad doméstica de Putin se disparó, y la condena internacional solo sirvió para avivar el nacionalismo ruso», menciona Britannica.
La crisis de Crimea, hace 10 años, definió el resto de conflictos entre ambos países. Actualmente, la península sigue siendo relevante tras la invasión rusa. Ahí se encuentra el Puente de Kerch, un sitio estratégico que lleva a las áreas de Ucrania ocupadas por Rusia. Finalmente, la situación geopolítica de Crimea ha convertido a la región en un lugar que -inevitablemente- marcará la historia del siglo XXI.
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