El ritual vikingo águila de sangre se practicaba entre la alta jerarquía escandinava para castigar a quien dañaba el honor de su víctima y su familia.
Un preso yace sobre sus rodillas y mantiene los brazos extendidos a sus costados. Con ayuda de un cuchillo, un hombre graba en su espalda la figura de un águila. Después, procede con paciencia a cortar la zona de la columna vertebral hasta llegar a las costillas, mismas que comienza a quebrar y separar una por una. Una vez que el cuerpo está abierto, los pulmones son expuestos. En medio de la agonía del preso, los últimos estertores de estos órganos se asemejan al aleteo de un ave. Se trata del ritual vikingo del águila de sangre, uno de los más polémicos en la historia de esta civilización del norte de Europa.
Realmente no se sabe a ciencia cierta si este castigo existió, pues las referencias a la misma son muy vagas y a menudo confusas. Durante décadas se ha visto como una mera leyenda para acrecentar esa imagen de hombres duros que los vikingos tienen, o incluso para desprestigiarlos.
En el terreno de la cultura popular, el águila de sangre alcanzó popularidad gracias a la serie Vikings, donde se muestra una escena que lo recrea, al igual que el videojuego Assassins Creed: Valhalla.
La Saga de Harald, rey de Noruega entre 1046 y 1066, quizás se trate del texto más detallado al respecto de los nueve que existen y que se refieren a esta dramática forma de morir:
“Entonces Einar Jarl fue hacia Hálfdan. Grabó un águila en su espalda introduciendo una espada en la cavidad del pecho hasta la columna vertebral, cortó todas las costillas hasta las lumbares y sacó los pulmones a través del corte. Esa fue la muerte de Hálfdan”.
¿Pero es anatómicamente posible llevar a cabo el ritual vikingo águila de sangre?
Un reciente estudio de la Academia Medieval de los Estados Unidos, publicado en la revista Speculum, dejó de lado el aspecto legendario de este acto para partir de la siguiente pregunta: ¿es anatómicamente posible realizar el ritual? Y la respuesta es que sí.
Expertos en anatomía y fisiología se dieron a la tarea de revisar los nueve textos que hablan del águila de sangre y analizar los efectos que tendría sobre el organismo. Concluyeron que incluso con la tecnología de aquella época, sería posible hacer los cortes descritos y extraer los pulmones, pese a que sería una tarea sumamente compleja que recaería en manos de un experto en anatomía.
Los expertos afirman que antes de que las costillas se separaran por completo de la columna vertebral y los pulmones fueran expuestos y “aletearan” por última vez en un intento por aferrase a la vida, la víctima moriría por el colapso de la caja torácica, los severos daños en muchos órganos durante el proceso y la asfixia causada en el aparato respiratorio.
Monte Gates, médico de la Universidad de Keele, quien analizó la viabilidad del ritual al lado de investigadores de la Universidad de Keele (Inglaterra) y de la Universidad de Islandia, afirma que la pérdida de sangre no sería de entrada la gran responsable de la muerte, sino quizás un shock causado por el proceso de tortura:
«Desde el punto de vista anatómico, uno se sorprendería de la cantidad de piel que se puede cortar y extirpar sin una pérdida significativa de sangre», dice.
«La espalda es bastante grande y hay muchos vasos sanguíneos que suministran sangre a esa piel. Pero estos vasos sanguíneos no son terriblemente grandes y la primera etapa de cualquier águila de sangre –eliminar la piel de la espalda– no mataría necesariamente a una persona por pérdida de sangre. Morir de un shock, es una cuestión diferente», añadió.
Por lo tanto, la imagen de un hombre moribundo cuyos pulmones asemejan un par de alas en movimiento pertenece más al terreno de una poética siniestra que a la realidad.
Gates prosigue su descripción acerca del proceso de la siguiente manera:
«Sin embargo, la siguiente fase del águila de sangre –comenzar a cortar las costillas a lo largo de la espalda y abrir el tórax– ciertamente habría matado a la persona casi inmediatamente. Esto se debe a que, incluso si no se ha tocado el corazón y los pulmones, la arteria principal que sirve a todo el cuerpo corre a lo largo del lado de la columna vertebral donde se habrían cortado las costillas. Cortar esta arteria –la «aorta torácica»– haría que la presión sanguínea de todo el cuerpo cayera inmediatamente en picado, incluido el cerebro», continuó.
El verdadero significado del águila de sangre
Es bien sabido que los vikingos no sólo eran expertos marineros y comerciantes, sino expertos en el uso de armas y el combate cuerpo a cuerpo. La sangre, los cadáveres y la muerte no eran palabras o conceptos que los asustaran. Por lo tanto, no resulta extraño pensar que un ritual como el águila de sangre fuera ajeno a sus costumbres y forma de tratar a sus enemigos más odiados.
Los expertos opinan que el ritual se practicaba sobre enemigos a los que se quería castigar por un crimen severo que atentara en contra del honor de su víctima y su familia. La deshonra causada tenía que ser pagada también de una manera dolorosa y humillante. En caso de que este acto en realidad se practicara, parece ajustarse al prototipo de las demostraciones espectaculares y públicas de poder de la élite en la época vikinga.
Este castigo sólo podía ser ejecutado por alguien de la élite. Asimismo, la víctima pertenecía a los estratos sociales más altos de la sociedad escandinava. Sin embargo, múltiples incógnitas se mantienen en el aire respecto a este acto, ya que no hay evidencias físicas claras acerca de ello.
Mientras tanto, la cultura vikinga sigue siendo una de las más fascinantes a nivel mundial y los misterios que esconde seguirán siendo tema de discusión.
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