Alrededor del tercer milenio antes de nuestra era, un grupo de seres humanos prehistóricos decidió erigir un lugar de encuentro espiritual. Así lo habían hecho otros contemporáneos suyos en siguiendo el paso del Sol a través de la bóveda celeste.
Este enigmático centro ceremonial se construyó aproximadamente hacia el año 2,500 a.C., según los registros del yacimiento arqueológico. Ubicado en las islas Orcadas, de la actual Escocia, consiste en 60 piedras formadas en una circunferencia que encierra 13 tumbas antiguas. Esto es lo que sabemos.
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De las 6 decenas de piedras que conformaban al anillo de Brodgar sólo quedan 36 en la actualidad. Las inclemencias del tiempo y la constante exposición a la intemperie se llevaron a las demás. Sin embargo, la estructura circular permanece impresa en el suelo desde hace, al menos, 4 milenios.
Por las dimensiones del yacimiento, el Anillo de Brodgar esta catalogado como la tercera construcción neolítica más grande del Reino Unido.
El sitio se ubica en «el extremo norte del Reino Unido, donde sopla el viento y el mar embravece«, según lo describe el fotógrafo William Edwards para Getty Research Institute. Específicamente, en las islas de Orkney y Shetland, cuyas comunidades habían dependido del petróleo para subsistir. Sin embargo, conforme la crisis climática recrudece, han vuelto la mirada hacia las energías renovables en Escocia.
Otros henges británicos —como se les conoce a estas circunferencias de piedra prehistóricos—, en el Anillo de Brodgar no hay piedras evidentes dentro del círculo. Sin embargo, a partir de las excavaciones que se han hecho del sitio, se sabe que «existe la posibilidad de que, por ejemplo, puedan estar presentes estructuras de madera«, documenta Heritage Daily.
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Desde el Anillo de Brodgar se ve la inmensidad del lago Ness. A partir de la datación que se ha hecho del sitio, los arqueólogos han determinado que se construyó, al menos, dos milenios antes de nuestra era. Por ello, se piensa que podría ser el último monumento neolítico construido en la zona.
A partir de las investigaciones que se han realizado de los henges británicos, se piensa que pudieron tener funciones religiosas. Además de funcionar como calendario solar —que marcó los ritmos agrícolas de Inglaterra durante milenios—, los arqueólogos sugieren que estos círculos gigantes de piedra fungieron como las primeras catedrales.
Además de ser espacios de adoración para el Sol, espíritus y otras divinidades naturales, estos espacios sagrados fueron motivo de encuentro para los pobladores prehistóricos del Reino Unido. Se sabe, además, que fue el lugar de entierro de decenas de personas.
Aunque la función original del espacio se desconoce todavía, la suma de todos estos elementos sugiere que fue un espacio sagrado de referencia en la época —quizás, el más importante de la actual Escocia.
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