Cada cuatro años, gran parte del mundo ha visto ir y venir los años bisiestos. Este 2024, febrero tendrá un día extra, pasando de 28 a 29 días. Aunque parezca que solo se trata de un día más, el razonamiento detrás del año bisiesto es complejo y su existencia está dirigida a corregir la discrepancia entre el año solar y el año calendario.
Los años bisiestos mantienen al calendario gregoriano, usado en la mayor parte del mundo, sincronizado con nuestro viaje alrededor del sol. Gracias a ellos, las estaciones suceden según nuestras expectativas y nuestro año se alinea con el sideral.
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A menudo se asume que los años prolongados de 366 días ocurren cada cuatro años, pero esto no siempre es correcto, lo que añade una capa de fascinación a este fenómeno. Los años bisiestos compensan la discrepancia entre el año gregoriano y el solar. Un año calendario tiene precisamente 365 días, mientras que un año solar abarca aproximadamente 365.24 días, equivalente a 365 días, 5 horas, 48 minutos y 56 segundos.
El año sideral o solar, ligeramente más extenso que el calendario, exige la inclusión de las 5 horas, 48 minutos y 56 segundos adicionales. Descuidar este excedente temporal alteraría las estaciones y en varios cientos de años, los veranos se podrían trasladar hasta diciembre (en el hemisferio norte). Incorporar un día más cada cuatro años mantiene nuestro calendario alineado con el año sidéreo, aunque esto tampoco es completamente preciso.
«Algunas matemáticas simples mostrarán que durante cuatro años la diferencia entre los años calendario y el año sidéreo no es exactamente 24 horas. En cambio, son 23.262222 horas», explicó en un artículo del National Air and Space Museum el doctor Bob Craddock. «Al agregar un día bisiesto cada cuatro años, en realidad alargamos el calendario en más de 44 minutos. Con el tiempo, estos más de 44 minutos adicionales también provocarían que las estaciones cambien en nuestro calendario».
Esta es la razón por la que los años bisiestos no ocurren religiosamente cada 4 años. «La regla es que si el año es divisible por 100 y no divisible por 400, se omite el año bisiesto. El año 2000 fue bisiesto, por ejemplo, pero los años 1700, 1800 y 1900 no lo fueron. La próxima vez que se saltará un año bisiesto será el año 2100«, precisó Bob Craddock.
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La introducción del año bisiesto se remonta al calendario juliano, instaurado en el año 45 a.C. por Julio César. Observando que el año solar era más largo que el calendario de 365 días, se estableció la regla de añadir un día extra cada cuatro años. Sin embargo, esta aproximación resultaba excesiva. En el siglo XVI, el Papa Gregorio XIII introdujo el calendario gregoriano y ajustó la fórmula para alinear el año calendario con el año solar, garantizando una mejor sincronización de las estaciones.
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