Las mujeres que golpean

La ciudad india de Bhiwani se convierte en cuna de buenas boxeadoras, mujeres que se sobreponen principalmente a la pobreza.

En la pequeña ciudad de Bhiwani, en el norte de India, la BBC no es una emisora británica, sino el Bhiwani Boxing Club. Allí entrenan los hijos más famosos de la ciudad. Pero también las hijas.

Los primeros rayos de luz luchan por abrirse paso entre el polvo de la mañana, cuando un ruido estridente saca a Bhiwani de su duermevela. El entrenador de boxeo Jagdish Singh incita a sus alumnos en el patio de su academia. En la mano izquierda lleva un cronómetro y en la derecha un silbato. Después de 30 segundos suena un nuevo pitido. Y otro más.

Durante dos horas, Singh guía a sus alumnos, chicos y chicas, por las distinta fases del entrenamiento: escalar la soga, levantar pesas, hacer flexiones con un solo brazo, lanzar bolas de metal, saltar a la comba, golpear sacos de arena, golpear en "punchball" o golpear neumáticos con martillos. Y con el calor del monzón, el sudor gotea en el suelo de piedra.

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Bhiwani era famosa en India por tener más baches que árboles, pero en los últimos años se ha hecho un nombre como capital del boxeo del subcontinente.

En todas partes de la ciudad se ve a gente haciendo deporte y hay al menos ocho clubes de boxeo repartidos en la localidad. En los pasados Juegos Olímpicos de Pekín, tres de los cuatro indios que llegaron a cuartos de final procedían de Bhiwani.

Al principio eran sólo hombres quienes querían ser profesionales de ese deporte. Pero entretanto, también las mujeres se enfundan los gruesos guantes de color rojo o azul.

Savita Gothra (50 kilos) y Sakshi Dhanana (54 kilos) ganaron en mayo los mundiales de boxeo junior en la capital taiwanesa Taipei. Soniya Gothra (48 kilos) ganó la plata.

Pero no son sólo medallas lo que tantos jóvenes buscan en Bhiwani. "Sobre todo quiero tener trabajo. Mamá quiere que sea policía", cuenta Nithi Dhaka, una joven de 15 años. Al parecer la ciudad india ofrece diversas opciones laborales a los deportistas de éxito, como en la policía, el Ejército, los cuerpos paramilitares o los servicios de trenes.

Y muchos de los alumnos ven el club de boxeo como una posible vía para salir de la pobreza, cuenta el entrenador Singh. "India es un país muy corrupto. Normalmente se necesita dinero, conexión con un diputado del Parlamento o al menos con un político local para poder conseguir algo".

Y también las familias de los aspirantes boxeadores enfrentan muchos problemas desde que se creó el club, problemas que no acaban con la necesidad de zapatos, que se estropean cada dos meses debido al intenso entrenamiento.

"En realidad las chicas necesitan una alimentación equilibrada", cuenta Singh. Y a menudo sólo comen pan árabe y lentejas. "Muchos padres sólo pueden enviarlas una botella de leche una vez a la semana".

Pese a las dificultades, las chicas se sienten afortunadas. Como Rajini Singh, de 17 años, que asegura que el boxeo le ha dado más confianza en sí misma. "Ahora me siento segura porque sé que me puedo defender".

Algo en lo que coincide Banty Panghal, de su misma edad. "En el club somos 13 chicas y nos apoyamos mutuamente. Juntas somos muy fuertes". Una seguridad muy importante en un país en el que los ataques sexuales a las mujer están a la orden del día.

Cuando las chicas han vuelto a sus pisos compartidos y el entrenador ya no puede oírlas, Priyanka Chaudhary, de 22 años, cuenta una historia más. "Estábamos de paseo con la bici cuando un tipo se nos puso en medio con comentarios ofensivos. Pensaba que éramos chicas y que no haríamos nada al respecto". Pero esta vez lo agarraron. "Lo golpeamos juntas y lo llevamos a la comisaría de policía".