Un espresso por la mañana, un café helado al mediodía para refrescarse, y por la tarde un americano, solo porque sí… o tal vez un latte… o una de las especialidades de temporada, que no hay que perderse. Sin importar la hora del día en que se consuma, el café es parte de la rutina de millones de personas en todo el mundo.
Es fácil repetir esta rutina sin detenerse a pensar en quién está detrás de cada taza. Antes del mostrador, antes de la distribución y el empaquetado, están los caficultores. Ellos son quienes trabajan en el corazón del cultivo, cuidando cada planta para que el café llegue a nuestras manos con la misma dedicación con la que fue cosechado.
Para ellos, el café no es solo un cultivo, es parte de su identidad, un legado transmitido de generación en generación.
Amadeo Sampieri recuerda cómo su familia le enseñó los secretos del campo: “Te enamoras del café… desde mis abuelos, todos han sido productores y nosotros continuamos la tradición”, comenta con orgullo.
María Isabel Álvarez comparte ese profundo apego: “Plantar un cafeto es como criar a un hijo: si lo cuidas con esmero, ambos darán frutos que reflejan todo el esfuerzo que les has dedicado.” Para ella, cada planta simboliza años de trabajo, el testimonio de una vida dedicada a la tierra.
Don Fortino, otro caficultor, ha enfrentado los desafíos del cambio climático. Sin embargo, su pasión por el café nunca ha disminuido. Su familia ha aprendido a adaptarse a los cambios de la tierra con paciencia y esperanza, siempre confiando en que la próxima cosecha será aún mejor. “Hemos luchado por las fincas, por la cosecha, por el café,” comenta, evocando cada etapa de su labor como productor.
Los tonos de verde en los bosques de Veracruz reflejan la misma diversidad que las manos que los cuidan. Por ello, Starbucks ha encontrado en Veracruz, Chiapas, Oaxaca y Puebla los lugares ideales para establecer un hogar para el café de la región. A través de esfuerzos constantes, respetuosos y amistosos para apoyar a los productores con asesorías, capacitaciones y herramientas, los caficultores están mejor preparados para enfrentar los desafíos que trae consigo el cambio climático.
Al combinar su sabiduría ancestral con nuevos conocimientos y recursos de programas como Todos Sembramos Café de Starbucks —una iniciativa que lleva una década en la que, por cada bolsa de café en grano entero comprada en las tiendas de Starbucks México, se entrega una planta de café tolerante a la roya a los productores locales—, Starbucks asegura que el futuro del café siga floreciendo en sus tierras.
“El café es más que una bebida, es una conexión con historias y comunidades. En Starbucks, honramos el trabajo de los caficultores, apreciando profundamente el rico legado y la calidad excepcional del café mexicano, así como la dedicación detrás de cada taza”, dice Michelle Burns, Vicepresidenta Ejecutiva de Café y Sostenibilidad Global en Starbucks, subrayando el compromiso de la empresa con cada uno de los productores mexicanos que hacen posible el café.
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