Entre hospitales insuficientes y gases tóxicos, los habitantes de Quintero y Puchuncaví luchan por sobrevivir en sus «zonas de sacrificio ambiental».
En las localidades Quintero y Puchuncaví, Chile, un aproximado de 100 personas resultaron intoxicadas a causa de la contaminación provocada por las plantas industriales de la zona. Entre ellas, al menos la mitad son niños. Los gases causantes del incidente son respirados diariamente por los habitantes de ambas localidades, que juntas suman los 50 mil.
Desde 1958, las actividades de la zona cambiaron drásticamente. El gobierno chileno decidió convertirla en un polo industrial y dejar de lado las actividades locales como la pesca artesanal y la agricultura. Estas acciones motivaron el que la organización medioambientalista Greenpeace llamara al área «el Chernóbil chileno».
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Sin insumos para enfrentar la emergencia
El complejo industrial alberga empresas mineras, petroleras, cementeras, gasíferas y químicas. Entre ellas hay tres centrales termoeléctricas de AES Andes, una planta de fundición de cobre de la minera Codelco y una refinería de petróleo de ENAP.
Carolina Astudillo es la madre de Florencia, una de las víctimas de la contaminación extrema que enfrenta Quintero, el ‘Chernóbil chileno’:
“Me di cuenta de que tenía dormidos sus pies, tos, le picaba la garganta; no podía respirar”. Cuando Astudillo se percató del estado de la menor, acudió de inmediato al hospital, donde no tenían respuestas ni soluciones. «No sabían qué pasaba; llegaban y llegaban niños pero no tenían los insumos para atender una emergencia así», le dice la mujer a AFP.
El ‘Chernóbil chileno’: «Nos están matando en silencio»
Éste no es el primer episodio grave de contaminación que la zona sufre. En 2018, alrededor de 600 personas de Quintero y Puchuncaví acudieron a centros médicos debido a molestias. Entre ellas, se encontraban vómitos de sangre, dolores de cabeza, mareos y parálisis de las extremidades. Además, los niños presentaban ronchas en la piel. Todo esto era parte de un cuadro clínico atípico.
«Nos están matando en silencio que es lo terrible», dice, por su parte, María Araya, presidenta del Consejo Consultivo del Usuario del Hospital Adriana Causiño de Quintero.
Rubén Gutiérrez, alcalde de la localidad de Quintero, anunció que el pasado lunes 13 hubo un pico de dióxido de azufre que “superó cinco veces la norma horaria a las 02:00 de la madrugada. Quintero y Puchuncaví son comunas (municipios) que han tolerado por décadas esto, pero tienen que llegar a su fin pronto.» Sin embargo, condenar las circunstancias no es actuar sobre ellas.
La Superintendencia de Medio Ambiente ordenó medidas provisionales de mitigación de contaminantes a Codelco. Éstas incluyen cambiar las operaciones en caso de no existir condiciones de ventilación adecuadas e instalar un nuevo sensor de temperatura en un plazo de cinco días. En cuanto a AES Andes, se le exhortó a trabajar dentro de los límites acordados en las normas.
En un comunicado de prensa, Codelco indicó que «para asegurar la correcta implementación de las medidas, esta operación industrial mantendrá la suspensión voluntaria de las faenas, las que se encuentran detenidas desde el mismo lunes, adelantando mantenciones [mantenimientos] programadas».
La empresa extractora de cobre añadió que «Con esta decisión, la compañía prioriza su compromiso con la salud y bienestar con la comunidad de Quintero y Puchuncaví». AES Andes no ha pronunciado su postura sobre el cumplimiento de las medidas requeridas por la SMA.
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