Alguien de veras quería tener la cabeza de Shakespeare; y lo mismo los huesos, el cerebro y el pene de estos personajes famosos.
La semana pasada, un equipo de arqueólogos reveló que el cráneo de William Shakespeare probablemente fue sustraído de su tumba en la iglesia Holy Trinity de Stratford-on-Avon. Los investigadores hicieron el descubrimiento al realizar los primeros escaneos con radar de la tumba del dramaturgo, para un próximo documental.
La noticia, dada a conocer un mes antes del 400 aniversario de la muerte de Shakespeare, da credibilidad a una leyenda acerca de unos saqueadores de tumbas que robaron el cráneo en 1794. Y también da al Bardo algo en común con otros líderes, artistas y escritores famosos: la gente no puede quitarle las manos de encima, ni siquiera después de muerto. (Lee: La tumba a prueba de besos)
El cerebro de Mussolini
Hace varios años, la nieta de Benito Mussolini notificó a la policía que alguien estaba vendiendo en eBay fragmentos del cerebro del dictador fascista italiano. La página de subastas fue retirada rápidamente de los listados, pues los usuarios no pueden vender órganos en el sitio.
Es probable que los vendedores no tuvieran el cerebro de Mussolini, realmente, aunque no es inconcebible, ya que parte del cerebro fue devuelto a la viuda después de su ejecución, al final de la Segunda Guerra Mundial -las otras partes fueron conservadas supuestamente en Estados Unidos-.
El cráneo de Mozart
Una década después de la muerte del compositor austriaco Wolfgang Amadeus Mozart, en 1791, un sepulturero llamado Joseph Rothmayer supuestamente se apropió del cráneo. El suvenir fue conservado por la familia hasta principios del siglo XX, cuando lo entregaron a la Fundación Mozarteum de Salzburgo.
Sin embargo, los investigadores aún no están seguros de que el cráneo sea realmente de Mozart, y los estudios de ADN practicados en 2006 demostraron que el cráneo no tenía relación con los restos de dos de sus parientes difuntos. Eso significa que el cráneo es falso, o que hubo infidelidad en la familia.
Lo interesante es que Mozart no fue el único compositor de su época cuya tumba fue robada. Tanto Ludwig van Beethoven como Joseph Haydn sufrieron el robo de parte o la totalidad de sus cráneos.
Thomas Paine, enterito
El cuerpo del pobre Thomas Paine está desperdigado por todo el mundo. Tras la muerte del autor de ?Sentido Común? ?panfleto que influyó en la Revolución Estadounidense- a principios del siglo XIX, un admirador de Paine envió el cadáver a Inglaterra. Sabemos que el patriota fue almacenado en un baúl de un desván durante años. Pero después de eso, se pierde el rastro.
Una leyenda cuenta que algunos huesos fueron destruidos, convertidos en botones, o vendidos individualmente. Algunas personas afirman tener partes del cuerpo ?una costilla en Francia, el cráneo en Australia-, pero aún no sabemos, realmente, qué ocurrió con sus huesos.
El pene de Napoleón
Nadie podría inventar algo como esto. Durante la autopsia del emperador francés, Napoleón Bonaparte, en la década de 1820, un médico le cortó el pene y se lo dio a un sacerdote.
El apéndice reapareció posteriormente. En la década de 1920, fue exhibido en Manhattan (un reportero de la revista Time no quedó muy impresionado). Y en la década de 1970, un urólogo estadounidense compró el pene, el cual ha permanecido en su familia desde entonces. Como objeto de estudio científico, sin duda.
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