A primera vista, el Hippomane mancinella podría parecer un árbol de manzanas común. Rebosante en frutos jugosos, incluso podría atraer la atención de algún distraído con hambre. Sin embargo, los indígenas de las costas caribeñas saben de la capacidad destructiva que esta especie tiene en el cuerpo humano. Además de producir frutas tóxicas, de sus entrañas escurre savia corrosiva al contacto. Por ello, le conocen coloquialmente como «árbol de la muerte».
Nativo del Caribe, el árbol de la muerte recibe varios nombres en la cultura popular. Por las frutas que produce, también se hace alusión a la especie como ‘manzanillo de playa‘, o ‘manzanillo de la muerte‘. Aunque no emite un olor particularmente desagradable, el contacto con su savia puede generar quemaduras severas en la piel.
«Como muchas otras euforbiáceas, es poderosamente tóxica, y su fruta —similar a la manzana, y de agradable aroma— puede resultar mortal para los seres humanos», documenta la base de datos Naturalista.
Se le puede identificar por el color gris de su tronco, que puede elevarse hasta los 20 metros de alto. La corteza tiende a ser gruesa en el centro, pero quebradiza en la superficie. Aunque naturalmente crece recto, en las zonas costeras tiende a desplomarse sobre el suelo, ya que el suelo arenoso generalmente no aguanta su peso.
En estos casos, el árbol de la muerte no fallece. Por el contrario, se desarrolla de forma rastrera y sigue dando frutos. En los meses más secos de invierno —entre diciembre y enero—, la especie deja de producir frutas. Sin embargo, cuando empieza la temporada de lluvias, sus ramas rebosan en flores grandes, de hasta 7 centímetros. De ahí nacen las manzanillas letales que lo caracterizan.
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Los primeros registros del árbol de la muerte datan del auge de las culturas mesoamericanas. «[…] los indígenas usaban el árbol como castigo, amarrando a la persona a su tronco y dejándola ahí», documenta la BBC, de manera que sufrieran quemaduras severas cuando cayera la lluvia.
Cuenta la leyenda que, incluso, cuando los conquistadores de España llegaron a América Latina, cientos de soldados murieron intoxicados por las frutas que cuelgan de sus ramas. Sin embargo, lo más probable es que la especie lleve habitando milenios en esta zona de América Latina.
En la actualidad, las propiedades tóxicas del árbol de la muerte han sido ampliamente documentadas. Estos son los efectos que tiene en el cuerpo humano:
«El contacto con la savia produce una violenta sensación de ardor, inflama los tejidos y provoca ampollas y erupciones en la epidermis», detalla Naturalista. «En las mucosas, la sensación es aún más agresiva, y es particularmente peligrosa en el tracto digestivo.»
Estos efectos se han observado tanto en seres humanos como en otras especies de mamíferos. Sin embargo, es común ver a ciertos reptiles trepados entre las ramas, comiendo las frutas que produce el árbol.
A pesar de ello, los indígenas mesoamericanos no erraron en castigar así a sus detractores. Cuando cae la lluvia, es sabido que el árbol de la muerte genera un líquido que produce ampollas en la piel. Es tan corrosivo, que consume por completo el algodón y otras telas ligeras.
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