Más de 580,000 litros de crudo terminaron en el mar, provocando la muerte de miles de especies marinas y pintando las playas de California de negro.
La tarde del sábado 3 de octubre, las costas de California fueron testigo del peor derrame de petróleo en décadas. Una presunta fuga en un oleoducto conectado a una plataforma petrolera en altamar provocó el escape de 580,000 litros de crudo frente a Huntington Beach y Newport Beach, en el condado de Orange.
El domingo por la mañana, cientos de aves y animales marinos comenzaron a aparecer sin vida en las playas, acompañados de restos de crudo que pintaron la arena de negro. El derrame de petróleo ocurrió a unos 8 kilómetros de la costa y según las autoridades de Orange, tendrá «consecuencias irreversibles en el medio ambiente».
Las imágenes aéreas muestran que la mancha del petróleo se extiende por más de 24 kilómetros de costa, el hogar de delfines nariz de botella, elefantes marinos, focas, pelícanos y distintas especies de ballenas.
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Los carteles que advertían del cierre de playas y la toxicidad del agua impidieron el acceso de turistas desde primera hora y según las autoridades, podrían permanecer cerradas durante meses, hasta que se consideren seguras para la exposición humana.
Aunque las investigaciones para averiguar el motivo de la fuga están en curso, Amplify Energy, la empresa que opera el oleoducto, explicó que dio aviso a las autoridades desde el sábado por la tarde y puso en marcha un vehículo teledirigido para ubicar la ruptura, además de un equipo de buzos para comprobarlo.
Desde entonces, un equipo de guardacostas trabaja intensivamente para minimizar el daño del vertido y extraer la mayor cantidad de petróleo posible del océano. Medio día después del incidente, as autoridades de Orange informaron que la fuga del oleducto fue tapada el domingo.
Según Los Angeles Times, el derrame sucedió cerca de la plataforma Elly, una de las 23 que se levantan sobre aguas federales de California. Se trata de una de las últimas plataformas construidas en la costa (1980), constantemente vapuleadas por grupos ecologistas sobre su pobre mantenimiento y el riesgo de que produzcan accidentes como el actual.
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