En menos de 30 años, la reducción de la población mundial será imparable. Las tasas de natalidad llegarán a ser tan bajas que las muertes superarán los nacimientos y algunas naciones no podrán mantener el tamaño de su población. La despoblación tendrá consecuencias globales en economía, seguridad alimentaria, salud, medio ambiente y seguridad geopolítica.
Según un nuevo estudio publicado en The Lancet, para el año 2050, se estima que la gran mayoría de los países, específicamente 155 de 204, estarán por debajo del nivel de la tasa de fertilidad. Esta tendencia alarmante sugiere que las poblaciones se encaminan hacia una reducción significativa de habitantes. Además, se prevé que esta situación empeore para el año 2100, con 198 de 204 países y territorios, representando un 97%, por debajo del nivel de reemplazo.
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La investigación destaca que, si no se toman medidas significativas, las poblaciones seguirán disminuyendo, lo que podría tener consecuencias devastadoras para el equilibrio demográfico global. Además, resalta que la baja fertilidad presenta un desafío crucial que necesita atención inmediata y estratégica.
«Nos enfrentamos a cambios sociales asombrosos a lo largo del siglo XXI», explicó el autor principal, el profesor Stein Emil Vollset. “El mundo enfrentará simultáneamente un ‘baby boom’ en algunos países y un ‘baby bust’ en otros. Mientras la mayor parte del mundo se enfrenta a los serios desafíos al crecimiento económico de una fuerza laboral cada vez menor y a cómo cuidar y pagar a las poblaciones que envejecen”.
La baja de nacimientos, proponen los autores, podría mitigarse con un mayor apoyo a los padres mediante políticas que faciliten la crianza y la conciliación entre el trabajo y la vida familiar. Esto podría incluir subsidios para el cuidado, licencia parental y otras formas de asistencia que alivien la logísticas asociadas con la crianza.
Sin embargo, es crucial reconocer que estas soluciones no resolverán completamente el problema en su totalidad. Es evidente que las tendencias futuras en las tasas de fertilidad y de natalidad tendrán un impacto significativo en la economía global, el equilibrio de poder internacional y en la reorganización de las sociedades.
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Los patrones de nacimientos están experimentando cambios dramáticos: se espera que más del 50% de los nacimientos vivos ocurran en el África subsahariana para 2100. En las próximas décadas, la mayoría de los niños nacerán en regiones con recursos limitados, con un 77% de los nacimientos estimados en países de ingresos bajos y medianos bajos.
La fertilidad en el África subsahariana disminuye a un ritmo más lento en comparación con otras partes del mundo, proyectando que para 2100 la región contribuirá con más del 50% de los nacimientos vivos del mundo. La tasa global de fertilidad (TGF) ha disminuido a la mitad en los últimos 70 años, de cinco hijos por mujer en 1950 a 2,2 en 2021. Más de la mitad de los países tienen actualmente números de fertilidad por debajo del nivel de reemplazo de la población mayor.
Se prevé que la tasa global de nacimientos caiga a 1,8 en 2050 y 1,6 en 2100, con solo seis países con tasas superiores de 2,1, entre ellos Samoa, Somalia, Tonga, Níger, Chad y Tayikistán. Por el contrario, en 13 países, incluyendo Bután, Bangladesh, Nepal y Arabia Saudita, se espera que las tasas pueden descender incluso por debajo de un hijo por mujer.
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Algunos países podrían tomar medidas más drásticas debido a la despoblación y la falta de soluciones claras. Esto genera una preocupación genuina sobre la posible limitación de los derechos reproductivos. Según Vollset, la caída de las tasas de fertilidad es una historia de éxito. Esto se debe a la disponibilidad de mejores anticonceptivos y a que muchas mujeres eligen retrasar o tener menos hijos. Además, hay más oportunidades de educación y empleo para las mujeres.
“Las políticas sociales para mejorar las tasas de natalidad, como una mayor licencia parental, cuidado infantil gratuito, incentivos financieros y derechos laborales adicionales, pueden proporcionar un pequeño impulso a las tasas de fertilidad, pero la mayoría de los países permanecerán por debajo de los niveles de reemplazo”, advierte la coautora, la doctora Natalia V. Bhattacharjee.
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