La naturaleza puede ser la clave para descubrir nuevas pistas sobre la cultura maya de la costa
De México a Costa Rica, la presencia de la cultura maya es innegable en el sur de Mesoamérica. La península de Yucatán no es la excepción. Lejos de los complejos turísticos de la Riviera Maya, un grupo de investigadores ha incursionado en las poblaciones costeras para conocer más ampliamente los alrededores de los sitios arqueológicos que sobresalen por su tamaño y fama.
Lejos de la Riviera Maya
El sitio de Vista Alegre es un área con mucho por explorar. Localizada en la Laguna Yalahau, al norte de Quintana Roo, la isla es hogar de una pirámide y de las estructuras de una Plaza Principal. La zona no había sido protagonista de ninguna investigación hasta ahora.
«Lo notable de nuestro estudio es que representa una de las costas menos desarrolladas en el norte de la Península de Yucatán. Cuando tratamos de entender el antiguo panorama cultural de la llamada ‘Riviera Maya’, por ejemplo, nuestra perspectiva se opaca por los resorts […],» menciona Rissolo «Las orillas de la Laguna Holbox, por otro lado, […] ofrecen una vista menos obstruida hacia el pasado de la región.»
Jeffrey B. Glover y Dominique Rissolo, son los expertos a cargo del proyecto de exploración y los autores de esta nueva investigación. En su estudio, brindan nuevas perspectivas para el análisis de la cultura mayas costera. Los aportes que el estudio histórico-ecológico del área ha brindado podrían ser un parteaguas para futuras indagaciones sobre la cultura del área.
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La naturaleza como punto de partida
El proyecto ha logrado rescatar miles de artefactos y ecofactos que permiten echar un vistazo a cómo el panorama ha cambiado a través del tiempo, las condiciones de vida de las personas que habitaban el área y cómo enfrentaban los retos que su entorno les presentaba.
A partir del sedimento, los expertos han logrado descifrar varios enigmas. El análisis de los restos les permitió ver foraminíferos, pequeñas criaturas que revelan cómo ha cambiado la región costera y el nivel del mar.
Entre los hallazgos también sobresalen piezas de obsidiana. Estas piedras volcánicas son particularmente reveladoras, pues hablan de una interacción comercial mucho más extensa de lo que se había propuesto. La obsidiana refleja que las poblaciones que habitaron Vista Alegre pudieron haber tenido contacto comercial frecuente con las culturas del centro de México.
A pesar del esplendor arquitectónico maya en tiempos prehispánicos, hay comunidades mayas contemporáneas que aún habitan la Península de Yucatán, Guatemala y Belice.
«Creo que es una historia, no un repentino o masivo éxodo, sino cambios a través del tiempo,» explica Glover «y para entender estos cambios debemos entenderla compleja interacción de los factores ambientales y culturales, que es lo que nuestra investigación revela.»
Esta investigación forma parte del proyecto Costa Escondida, un esfuerzo interdisciplinario por entender el dinamismo entre la cultura maya costera y su interacción con el ambiente que habita.
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