Las liendres de momias de hace miles de años contienen la misma concentración de ADN de un diente y hasta el doble que otros restos óseos.
A partir del ‘cemento’ usado por los piojos para adherir sus huevos al cabello humano, un grupo de científicos encabezados por la Universidad de Reading de Inglaterra y la Universidad Nacional de San Juan en Argentina, han revelado detalles inéditos de las migraciones precolombinas en Sudamérica.
Gracias a las células del cuero cabelludo que quedaron atrapadas en el cemento de los piojos hembras (mismo que funciona para pegar sus liendres al huésped en el que se alojan), el equipo pudo obtener información genética que combinada con las características de los piojos, «aporta valiosas pistas sobre cómo vivían y morían las personas de hace miles de años», explica Alejandra Perotti, profesora de Biología de Invertebrados en la Universidad de Reading y líder de la investigación.
La técnica fue aplicada en momias que entre 1,500 y 2,000 años atrás, llegaron a habitar lo que hoy es el territorio de San Juan, en el centro-oeste de Argentina, un textil procedente de Chile y una cabeza reducida por los jíbaros, un pueblo amazónico que habita entre Perú y Ecuador.
Las muestras combinadas con el material genético de las liendres reveló detalles como el sexo del huésped, su estado de salud y hasta el vínculo genético existente entre tres momias de San Juan y los humanos de la Amazonía de hace 2,000 años. El descubrimiento revela que los primeros pobladores de la provincia de San Juan emigraron desde la selva hacia el sur del continente.
El cemento de las liendres también arrojó la evidencia más antigua del polimavirus de células de Merkel, una enfermedad inusual que causa cáncer de piel. Además, el análisis de los piojos sugiere que las momias estuvieron expuestas a temperaturas extremadamente bajas y por lo tanto, la principal hipótesis es que todas murieron congeladas hace poco menos de dos milenios.
El equipo comprobó que las liendres funcionan como un reservorio idóneo de ADN antiguo: al interior de los huevos, las células contenían la misma concentración de material genético que posee un diente y hasta el doble que otros restos óseos. El hallazgo podría revolucionar la forma de analizar restos humanos milenarios, más allá de los fragmentos de huesos y dientes que suelen perdurar más que el resto de tejidos.
Ahora lee:
Histórico: revelan la primer imagen de la momia de Amenhotep I después de 3,000 años
Expertos revelan que la momia egipcia que se creía de un halcón es realmente un feto humano