Entre los siglos XV y XVII, inquisidores persiguieron a personas acusadas de practicar el aquelarre, un ritual asociado con las brujas.
Aunque no esté del todo claro su origen, la palabra aquelarre parte del euskera, lengua del País Vasco en España. Su presume que viene de la palabra aker (macho cabrío) y larre (prado); es decir, de alguna forma significaría prado del macho cabrío, pues este animal está estrechamente relacionado a Satanás y la tradición ritual de las brujas.
Ahora, es importante aclarar que todo lo relacionado a los aquelarres es sumamente incierto. Por ejemplo, existen diferentes teorías sobre cómo y cuándo se utilizó entre los siglos XV y XVII, cuando la cacería de brujas fue particularmente intensa.
En una publicación para la Revista Internacional de Estudios Vascos, se discuten las diferentes versiones etimológicas de la palabra, incluso poniendo en duda todo lo conocido sobre las brujas y su persecución en el País Vasco. En él, se expone una cronología del uso de la palabra en registros históricos.
El concepto siempre ha estado envuelto en una serie de contradicciones y malinterpretaciones. En otra publicación para la misma revista, el antropólogo Mikel Azurmendi alega que la palabra aquelarre fue utilizada por primera vez en el siglo XVII en un contexto jurídico por el inquisidor Juan del Valle Alvarado.
La tradición ritual del País Vasco
Aunque a nivel conceptual el aquelarre sea incierto, la persecución de brujas en el País Vasco por participar en el ritual, fue un hecho. Inquisidores que rechazaban la diversidad ideológica y los rituales que contradijeran la tradición católica, persiguieron -principalmente- a mujeres que fueron calificadas como brujas.
Entre muchos otros casos parecidos, destaca el de las brujas de Zugarramurdi, una pequeña localidad en Pamplona. Ahí, a principios del siglo XVII, sucedió uno de los acontecimientos más reconocidos en la historia de la brujería vasca.
Juan del Valle Alvarado, llegó junto con otros inquisidores tras haber escuchado rumores sobre brujas y brujos en el pueblo. Según el portal de Turismo en Zugarramurdi, apresaron a decenas de personas acusadas de pertenecer a un culto demoniaco. Once hombres y mujeres fueron quemados, 6 de ellos aún con vida.
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La (des)calificación de las brujas
Finalmente, debido al pánico colectivo por la brujería, miles más fueron acusados por ello, otros confesaron. Se recibieron un total de 1,802 confesiones, de las cuales 1384 eran de niños. Además, terceros inculparon a otras 5,000 personas. Poco después, la Inquisición cesó y perdonó a los acusados, poniendo fin a la intensa cacería de brujas.
«¿Dejaremos de escribir y hablar de aquelarre para retomar las inexistentes juntas, reuniones y ayuntamientos de brujas? Tengo mis dudas… Nos han llevado a alimentar un estereotipo falso que, además, hemos transmitido y propalado…», menciona Juan Ignacio Paul Arzak en su publicacion El aquelarre, una invención afortunada.
Aunque la idea del aquelarre se ha popularizado e incluso muchos artistas representaron el ritual en sus obras, no hay evidencias suficientes para respaldar su existencia. La enorme mayoría de acusasiones partieron de prejuicios y un discurso intolerante.
Este texto fue escrito por Iñaki Arriola, periodista mexicano interesado en la cultura urbana, el arte y su convivencia con la naturaleza. Colabora como redactor en National Geographic en Español.
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