Justo en el este de Mongolia se encuentra el Arco Mongol. Este es un tramo de un complejo sistema de murallas construido sobre una zanja y compuesto por 34 estructuras distintas. A pesar de su gran tamaño, este sistema pasó desapercibido por mucho tiempo para académicos e historiadores. Hace poco un grupo expertos decidió regresar a las murallas para seguirlas descubriendo.
De acuerdo con una investigación publicada en Taylor & Francis Online, realizada a partir de un sistema de información geográfica, quienes construyeron las murallas lo hicieron entre los siglos XI y XIII d.C. Asimismo, aunque probablemente la utilizaron con motivos bélicos no existe total claridad sobre los motivos por los que decidieron construirla.
«Quizás debido a las incertidumbres asociadas con su tiempo de construcción y uso, al hecho de que se encuentra en áreas remotas y no es visualmente impresionante, el sistema ha recibido mucha menos atención que otros episodios de construcción de murallas largas en la historia de esta región», menciona la publicación.
Por ello, los académicos estudiaron el tramo del Arco Mongol (405 kilómetros) con el objetivo de empezar una documentación integral sobre el sistema de murallas. El proyecto espera poco a poco descubrir la historia detrás de este complejo estructural lleno de misterios sobre Mongolia y China.
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Particularmente ha sido en fuentes históricas recientes que no se habla sobre el sistema de murallas. Durante el periodo imperial tardío varios autores le prestaron más atención; por ejemplo, a mediados del siglo XVIII el emperador Qianlong lo mencionó en una estela. Sin embargo, las referencias académicas sobre el sistema de murallas son más bien pobres.
«Aunque no existe un estudio arqueológico integral de este sistema de murallas, se han llevado a cabo varias excavaciones y estudios a pequeña escala de partes del sistema en las últimas décadas», señala la publicación.
La enorme mayoría de investigaciones respecto a las murallas giran en torno a las líneas del sur en China, pero en realidad su extensión va mucho más allá de ellas. Además de su ubicación geográfica, se sabe que las zonas aledañas a las murallas casi no están pobladas, particularmente en la zona del Arco Mongol. En cuanto a su clima, este suele ser frío durante el invierno y la primavera, pero templado en verano y otoño.
Finalmente, se sigue sabiendo muy poco sobre la historia de quienes hace siglos ocuparon la muralla. Ahora, con las condiciones meteorológicas y las características estructurales del Arco Mongol mejor definidas, el futuro arqueológico e histórico del sistema de murallas toma un sentido esperanzador para el desciframiento de su relevancia cultural.
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