Una antología posterior a una represión, y a la vez un paseo por un territorio con estrechez económica.
Coincidiendo con la Feria del Libro de Madrid llega a las librerías españolas "Mañana hablarán de nosotros", una antología de cuentos cubanos relacionados con temática LGTBI que abre una ventana a la isla y a una forma de contar y vivir la sexualidad que hace tiempo que dejó de tener que esconderse.
Por las páginas de esta compilación editada por Dos Bigotes desfilan autores residentes en Cuba, como el periodista Rubén Rodríguez o Anna Lidia Vega, y otros que viven fuera de la isla, como es el caso de Abilio Estévez, Gleyvis Coro o Carlos Pintado. Algunos de sus relatos transportan a tardes calurosas y tiernos despertares sexuales, pero también a las estrecheces económicas y materiales de un país embargado.
"Mañana hablarán de nosotros" no es la primera antología de estas características, pero sí una de las que más se ha esforzado por dar a conocer en el resto de Latinoamérica y España a estos narradores del colectivo LGTBI (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales).
"Me interesaba abrir la selección a escritores que, viviendo dentro de Cuba y por razones de mercado o sencillamente por puro desconocimiento, no son conocidos fuera, cuando sus obras son de un calado más que profundo e interesante y merecerían aparecer fuera de la isla", explica Michel García Cruz, encargado de recopilar los textos y además autor de uno de ellos.
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"Son autores que no tienen que pactar ya con las escaramuzas del secreto (…) El desparpajo , la transparencia, la confesión, son ahora las claves esenciales", afirma en el prólogo del libro Norge Espinosa, que hace un repaso por la represión que durante décadas vivió el colectivo homosexual cubano, también en el ámbito cultural.
Entre 1965 y 1968 funcionaron en Cuba las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), campos de trabajos forzados en los que fueron recluidos miles de personas, sobre todo hombres en edad militar entre los que hay religiosos, homosexuales y disidentes. En 1971 se celebró el I Consejo de Educación y Cultura, tras el cual se apartó de sus profesiones a homosexuales que se consideraba que no debían tener relación directa con la formación de la juventud desde las actividades artísticas o culturales.
"Escritores, intelectuales, artistas, profesores… cuya vida privada no coincidía con los parámetros morales del nuevo poder, fueron destituidos de sus cargos, separados de sus compañías o centros laborales y reubicados forzosamente en trabajos nada cercanos a los que desempeñaban", recuerda Espinosa.
Esa persecución se tradujo en una ocultación o disimulo a la hora de hablar y escribir sobre la temática LGTBI, algo actualmente superado, como prueban estos relatos.
"Después de muchos años de secretismos, a partir de los años 90, exactamente desde la mitad de esa década, el sujeto ‘homosexual, diferente’ comenzó a verse con cierta normalidad en el panorama de las letras y el arte en general de la isla, después de la explosión que supuso una película como ‘Fresa y chocolate’, por ejemplo", explica García Cruz.
Ante esa apertura y liberación, sorprende la sutileza de muchos de los cuentos de esta antología, que apenas recurren a escenas de sexo explícito, aunque tampoco pretendan ocultarlo. (Lee: Los viajes a Cuba)
"Creo que la idea de no mostrar sexo explícito viene en dirección inversamente proporcional a esa explosión o boom de la segunda mitad de la década de los 90, donde se presentó más de una obra que apelaba a lo que suele llamarse ‘realismo sucio’, en cuanto a una presentación desbordada de la sexualidad en todos los campos del arte cubano de aquellos años", reflexiona García Cruz.
"Hay presencia de sexo en casi todos los cuentos de la antología, aunque muchas veces de manera velada o sugerida al lector (…). Ya no hace falta escribir y detallar escenas de sexo explícito sino sugerirlo, y eso hay que asumirlo como otro logro en la evolución del acercamiento preciso a estos temas desde el punto de vista artístico", agrega.
¿Esa tolerancia creativa se traduce también una verdadera aceptación del colectivo LGTBI en la sociedad cubana? "Es cierto que a través de los años, y debido al proceso de ‘revelación’ o de ‘asunción’ artística y social del tema LGBTI, la sociedad va aprendiendo poco a poco a no ver más que seres humanos en las diferentes tendencias, más allá del tema banal de con quiénes se tenga sexo o se decida vivir", señala este escritor afincado en España.
Aún así, García Cruz cree que "queda mucho proceso educativo que hacer". "Aún persiste demasiado machismo y miradas más que estrechas en cuanto al que consideran ‘diferente, raro’. (…) Aunque las artes van a la cabeza de este proceso dentro de Cuba, se deberían promover políticas sociales, directamente llevadas a cabo por el gobierno, que aunaran la normalidad y la diferencia como maneras de estar en el mundo, sin que aquellas sean símbolo de nada ‘raro’ o ‘perjudicial’ para nadie".
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