?¡Yo!?, habrían dicho, dejando una señal en la pared de una cueva. Tal vez una plegaria, o un dibujo. No sabemos.
Ilustraciones: Robert Krulwich
Fue hace 30,000 años, cuando no se había inventado la escritura, así que no pudieron dibujar sus nombres en la roca. En vez de ello, pusieron una mano contra la piedra, la cubrieron con polvo y dejaron una silueta como esta:
Y durante 30 o 40 siglos, fue así como los (y las) cavernícolas, sus hijos, cazadores, nómadas, agricultores y soldados dejaron su marca por toda Europa, Asia, las Américas y Australia. (Lee: Vivió hace 3,500 años, y era muy viajera)
Cada una de esas huellas de manos perteneció a un individuo que, presuntamente, tuvo un nombre, una historia e historias que contar. Pero sin escritura, no hay manera de conocerlas.
Los llamamos cazadores-recolectores, gente de las cavernas, tribus neolíticas. Siempre los imaginamos en grupos; nunca solos. Y aunque han pasado decenas de miles de generaciones, no podemos nombrar a una sola persona antes de 3,200 a.C.; ni siquiera una.
Después surgió la escritura, en Mesopotamia y a partir de entonces, la gente pudo registrar sus palabras, a veces con símbolos fonéticos para que pudiéramos escucharlos, percibir su voz y oír, por primera vez, un nombre: nuestro primer individuo.
Pero, ¿quién fue?
¿Quién es la primera persona del registro histórico cuyo nombre conocemos?
¿Habrá sido un él o una ella? (Voy a suponer que fue un él, ya que la escritura era una novedad y los hombres suelen ser los primeros en adoptar cualquier cosa).
¿Habrá sido un rey? ¿Un guerrero? ¿Un poeta? ¿Un comerciante? ¿Un plebeyo? (Supongo que no fue un plebeyo porque, para ser mencionado en un documento antiguo, debía tener alguna reputación, herramientas y quizás, un escriba. Así que no sería pobre).
¿Habrá sido una persona de grandes logros o un individuo común? (Las probabilidades favorecen a una persona tenida en alta estima, alguien de quien se comentara con frecuencia. Concluyo que muy poco se hablaría de un tipo ordinario, mientras que un gran rey, un poeta notable o un general victorioso sería mencionado miles de veces).
Así que me pongo a registrar en internet, leo algunos libros y para mi enorme sorpresa, el primer nombre registrado en la historia no es el de un rey, ni el de un guerrero o poeta. Resulta que era? un contador.
En su nuevo libro Sapiens: A Brief History of Humankind, Yuval Noah Harari se remonta 33 siglos antes del nacimiento de Cristo, a la época en que fue inscrita una tablilla de barro de 5,000 años de antigüedad descubierta en Mesopotamia (la actual Irak). El artefacto arqueológico tiene puntos, corchetes y pequeños dibujos tallados, y registra una transacción comercial.
Se trata de un recibo de múltiples embarques de cebada que dice, simplemente:
29,086 medidas cebada 37 meses Kushim
?La interpretación más probable de esta oración?, escribe Harari, ?es: ?Se recibieron un total de 29,086 medidas de cebada a lo largo de 37 meses. Firmado, Kushim??.
Ahora bien, ¿qué o quién era ?Kushim?? La palabra podría describir el título de un cargo más que a una persona. Tal vez kushim significaba ?asesor de cebada?. Sin embargo, según un video, es posible que Kushim fuera un hombre real, un encargado de registros que hacía cuentas para otras personas; en otras palabras, un contador. Y si su nombre era Kushim, entonces, como escribe Harari, gracias a esta tableta ?empezamos a escuchar la historia con los oídos de los protagonistas. De modo que, cuando sus vecinos lo llamaban, es posible que realmente hallan gritado, ?¡Oh, Kushim!??.
Es evidente que Kushim no fue famoso, ni alcanzó grandes logros y mucho menos, fue un rey. Así que todas mis conjeturas están equivocadas.
Pero espera. La tableta Kushim es apenas uno de decenas de miles de registros comerciales hallados en los desiertos de Irak, de modo que un solo ejemplo es demasiado aleatorio. Necesitamos más. Así que sigo buscando y encuentro, posiblemente, el segundo, tercero y cuatro nombres más antiguos que conocemos. Están inscritos en una tablilla mesopotámica distinta:
De nueva cuenta, no figuran en la ?lista A? de la antigüedad. Datada alrededor de 3,100 a.C. ?un par de generaciones después de Kushim-, la tablilla lleva el título: ?Dos esclavos propiedad de Gal-Sal?. Así que, Gal-Sal es el amo. Luego vienen los esclavos, ?En-pap X y Sukkalgir?. Ahora tenemos cuatro nombres: el contador, el dueño de los esclavos y los dos desdichados. Ningún rey. De hecho, los monarcas aparecen, más o menos, hasta la siguiente generación.
Harari no se sorprende por el predominio de los sumerios comunes. Hace cinco mil años, la mayor parte de los humanos que poblaban la tierra eran agricultores, pastores y artesanos que necesitaban llevar un inventario de sus propiedades y deudas, y así surgió la escritura: como tecnología para el pueblo llano y no como un megáfono para los poderosos.
Harari escribe: ?Es revelador que el primer nombre registrado en la historia sea el de un contador y no el de un profeta, poeta o gran conquistador?. Y es que, en aquellos días, la actividad principal de las personas era el comercio.
Los reyes van y vienen, pero llevar la cuenta de tu cebada ?tus borregos, tu dinero, tus propiedades-, esa es la verdadera historia del mundo.
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