A sus visitantes, Babilonia los recibe con un vibrante azul proveniente de la Puerta de Ishtar. Ésta es su historia.
Decorada con dragones y toros, la Puerta de Ishtar es un monumento icónico del Medio Oriente y una de las 8 gigantescas puertas que custodiaban la antigua metrópolis de Babilonia. Con 24.5 metros de ancho, su vibrante color azul recibía a los visitantes al templo de Marduk, dios que aparece en el Código de Hammurabi y está asociado con Júpiter.
Se estima que la monumental construcción fue edificada alrededor del 575 a.C. y está compuesta de adobe y cerámica vidriada pero lo que le da su brillo azulado es el lapislázuli del que está tapizada. Su delicada elaboración la hace uno de los tesoros más importantes de la historia universal.
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Desenterrando murallas
Aunque la impresionante Puerta de Ishtar existe desde hace más de 2,000 años, su descubrimiento ocurrió hace poco más de 100 años. Durante las jornadas arqueológicas de Alemania, los exploradores se toparon con lo que quedaba de la poderosa civilización babilónica. En 1902, dieron con los restos de la capital, una de las piezas esenciales para reconstruir lo que sabemos del Antiguo Medio Oriente.
Como con algunos otros descubrimientos, el hallazgo detonó una carrera intelectual entre las entonces potencias mundiales: Inglaterra, Francia y Alemania. Debido a la pronta expedición germánica, la Puerta de Ishtar quedó en manos del Segundo Reich y posteriormente fue trasladada al Museo del Pérgamo en Berlín, donde permanece actualmente.
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