La Australopithecus más reconocida y su relevancia arqueológica
Lucy fue el nombre que recibió un esqueleto homínido de Etiopía en excelentes condiciones. Fue descubierto en 1974 por el paleoantropólogo estadounidense y desde entonces se convirtió en la Australopithecus más reconocida de la historia. Decenas de años después sigue dando de qué hablar y ahora, expertos del Centro de Educación de la Naturaleza de la Universidad Jaguelónica de Cracovia buscan recrear su aspecto.
De acuerdo con el comunicado oficial de la universidad polaca Lucy tendría una antigüedad aproximada de 3.2 millones de años. Con tantos años detrás resulta sorprendente lo bien que logró conservarse. Esto no solo la convirtió en un ejemplar extraordinario, sino también en una oportunidad para seguir conociendo a nuestros antepasados más lejanos.
“El esqueleto revolucionó las opiniones preexistentes sobre el tema, ya que 47 huesos, descritos como un esqueleto completo en un 40 por ciento, permitieron a los científicos comprender mejor cómo se movía esta especie de homínido, qué comía, en qué ambiente habitaba y qué estructuras sociales tenían”, señala el comunicado.
Un paso más para conocer mejor a Lucy es descifrar su aspecto. Actualmente esta tarea resulta más sencilla por las nuevas tecnologías y herramientas disponibles. Gracias al meticuloso estudio de su estructura ósea, un armazón de acero, arcilla y modelos de silicona, la Universidad Jaguelónica de Cracovia ofrece una posibilidad sobre cómo pudo haberse visto.
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El curioso aspecto de Lucy
Cuando murió Lucy, ya había alcanzado la adultez y sus dientes apenas estaban desgastados, esto indicaría que probablemente tuvo una dieta vegana. Asimismo esto es muestra de que seguramente se dedicaba a la recolección. Sus brazos largos y piernas cortas también indican que aún estaba fisiológicamente adaptada a un estilo de vida arbóreo.
Lucy apenas medía 110 centímetros, pesaba aproximadamente 28 kilogramos y su capacidad cerebral era similar a la de los chimpancés actuales. Sin embargo, el arco de sus pies indica que su forma de caminar era más parecida a la de los seres humanos: relativamente erguida y de pie. Además, su pelvis no era significativamente distinta a la de los humanos.
“La causa más probable de su muerte fue una caída de un árbol, como indican las fracturas óseas. Aunque aún no está claro si Lucy fue un ancestro directo del Homo sapiens, el descubrimiento de sus huesos amplió significativamente nuestro conocimiento sobre los orígenes de la especie humana”, menciona el comunicado.
Finalmente, aunque aún quede mucho por descubrir, Lucy representa un acercamiento más a la historia de nuestra especie. Este nuevo modelo, recreado por Ewa Stawiarska, funciona como un vistazo más cercano a la propia Lucy. Aunque su apariencia sea distinta a la del ser humano moderno, le debemos a su especie gran parte de lo que sabemos sobre la nuestra.
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